vino bag in box

Alternativas al corcho tradicional: Conoce las tendencias más innovadoras

Tendencias que van del corcho sintético al vino en lata y caja rompen con la tradición y ganan espacio en el mercado vitivinícola internacional. Especialistas explican ventajas, desventajas y curiosidades.

Corcho tradicional, extraído de la corteza del alcornoque, etiqueta de la marca con los datos legales y botella clásica de vidrio de 750 cm3. Este es el formato más común de los vinos y el que más prefieren los argentinos, que miran con (mucha) desconfianza otras opciones.

Sin embargo -quebrantando el molde de los gustos vernáculos- existen nuevas presentaciones, que exploran tendencias en todo el mundo y van desde el corcho sintético hasta el vino en lata, el bag in box y el tetra pack.

A continuación, ventajas, particularidades y curiosidades de un fenómeno en expansión, aún resistido por los sibaritas vinófilos de nuestro país, desde la óptica de diferentes especialistas.

Tapones sintéticos

“El corcho natural durante muchos años fue un material estratégico en todas las latitudes. Se lo usaba como aislante térmico y acústico, para la confección de elementos de náutica (salvavidas) y para muchos otros usos más. Los materiales plásticos cambiaron al mundo desplazando a la cotizada corteza de alcornoque por otros materiales más baratos y eficientes. ¿Por qué, entonces, los tapones de corcho iban a ser la excepción de este cambio?”.

Con esta reflexión, Adrián Vilaplana, ingeniero agrónomo y docente de la Escuela Argentina de Vinos, avala la nueva tendencia internacional que sustituye el corcho tradicional por tapones de polímero obtenidos a través de diferentes técnicas. “Son ideales para vinos tranquilos y espumantes”, sostiene.

Estos cierres son uniformes (estandarizados en una misma partida), no afectan ni el sabor ni el olor del vino (evitando el problema del “olor a corcho”) y hasta pueden confeccionarse en colores diversos, lo que permite eliminar el uso de cápsulas.

Vino Bag in box

Consiste en una bolsa, usualmente de plástico resistente, que se presenta dentro de una caja de cartón, que le sirve de contenedor. La bolsa plástica está dotada de un pequeño grifo o válvula que sale de un troquelado que tiene el cartón en su parte inferior. Para los vinos se utilizan bolsas que varían entre los 3 y 20 litros de capacidad.

Es un envase liviano, que favorece la reducción del peso para una misma cantidad de vino. La bolsa plástica y la válvula son de material reciclable y el cartón es biodegradable.

Exitoso en el mundo, es un excelente sistema para utilizar en las cocinas de los restaurantes en la preparación de platos que llevan diferentes clases de vino como ingredientes y también para vinos por copa.

Contrariamente a lo que se podría suponer, incrementa el consumo de aquellas personas que viven solas y no se deciden a abrir una botella por un par de copitas.

“El bag in box se presenta como la opción ideal para aquel que disfruta del vino seguido, sin la necesidad de buscar la ocasión para hacerlo. Por supuesto, nos encanta abrir una botella de alta gama de vez en cuando, pero para todos los días es una inmejorable opción”, indica Diego Lázaro, mentor de Petite Cave, que nació con el objetivo de representar una mini cava personal.

Asimismo, el bag in box es higiénico porque no se reutilizan los envases. Una vez abierto, el producto permanece inalterable durante un mes y medio. El sistema tiene una amplia aceptación en el mundo, pero en la Argentina, los intentos por imponerse aún tienen mucho camino por recorrer.

“Lancé, hace un puñado de años, un bag in box y percibo que los consumidores comienzan a descubrir la practicidad de estos envases donde con menos dinero llevan más contenido y es muy fácil de transportar. Es una tendencia que debería crecer en nuestro país, ya que en otros lugares del mundo han tenido mucho éxito”, resume Mauricio Lorca, enólogo y propietario de Bodega Lorca, que concluye: “Lo tradicional sigue siendo muy importante. Los consumidores que beben alta gama no salen de la botella de vidrio y de las etiquetas algo más formales. Creo que esto está bien, ya que el vino es una bebida milenaria que aporta sabiduría y cultura a la vida de las personas. Un sinfín de historias y tradiciones de los países productores se conocen a través del vino”.

Tapa a rosca o screw cap

Se adaptan muy bien para tapar exponentes blancos y rosados. El consumidor más informado no encuentra inconvenientes en aceptar la tapa a rosca, pues comprueba que estos vinos conservan su frescura. “La mayor dificultad para su generalización se encuentra en aquellos consumidores que relacionan la tapa a rosca con los vinos de mesa de la década del 70 y suponen que es un sistema de taponado para productos de calidad mediocre”, concluye Vilaplana.

Por su parte, Lázaro agrega: “Estoy totalmente de acuerdo con los corchos sintéticos o las tapa a rosca, porque si se trata de un vino que no va a ganar en complejidad con el tiempo, este tipo de cierres son los más herméticos y conservarán la frescura del vino hasta su apertura”.

Curiosidades 

Botellas de papel

 PaperBoy, una vanguardista bodega californiana, se animó a innovar más allá de lo esperado: se lanzó al mercado con vinos en botellas de papel. Su forma no dista mucho de las de vidrio, pero incorporan varias ventajas, principalmente a nivel ecológico: requieren mucho menos energía para ser producidas, para ser transportadas (pesan apenas 65 gramos, contra un mínimo de 400 para las de vidrio) y reciclarlas resulta sencillo y barato. Adicionalmente, son fáciles de manipular y prácticamente irrompibles. Se sellan con tapas a rosca, los tapones para vino más versátiles y efectivos.

El papel no es una barrera tan efectiva contra el oxígeno como el vidrio, pero no hay razones para suponer que los envases de papel no sean una alternativa viable para vinos de consumo joven. “El tiempo dirá cómo recibe el mercado de vinos, bastante afín a lo acartonado y pomposo, a estos nuevos jugadores. La tierra pide a gritos soluciones ecológicas como esta”, sostiene Marcelo Solá, especialista en analizar diferentes formatos de vino y analista de corchos.

Un hit en Oceanía.

En Nueva Zelanda la casi totalidad de sus vinos se tapan con rosca. En Australia la tendencia es parecida y más del 70 % de los vinos utilizan también este sistema.

Peso específico

En Europa y Estados Unidos se producen botellas de vidrio de buena resistencia que pesan entre un 15% y un 30% menos que las tradicionales. ¿Lo curioso? Productores que se toman grandes molestias en utilizar métodos orgánicos a fin de no contaminar la tierra con pesticidas, luego envasan sus vinos en botellas gigantescas sin ningún miramiento.

El ingenio, sin límites

Abrir una botella de vino significaba tener que beberla toda relativamente pronto (una vez abierta, el contacto del vino con el oxígeno lo arruina en cuestión de horas o, a lo sumo, un par de días).

Greg Lambrecht, un creativo inventor norteamericano, diseñó un aparato (Coravin) que permite extraer vino de una botella sin abrirla, manteniendo lo que sobra en perfecto estado por meses o años.

“Se trata de un aparato que parece una cruza entre una pistola y una jeringa. Consta de una aguja cubierta de teflón, un gatillo y una pequeña cápsula de gas inerte, argón. Para operarlo, se introduce la ajuga a través del corcho (solo funciona en botellas selladas con corcho natural), y se oprime el gatillo. Dicha acción inyecta gas en la botella, generando presión, e impulsando así al vino a través de la misma aguja. El argón, al ser inerte, no afecta al vino, que permanece en las mismas condiciones bajo las que fue embotellado. Al retirarse la aguja, el corcho natural se sella nuevamente gracias a sus propiedades elásticas. De esta forma, se puede disfrutar de varias copas de una misma botella a lo largo de varios meses o años manteniendo al vino siempre fresco”, explica Solá.

En la actualidad, Coravin está desarrollando una versión para botellas selladas con tapas a rosca.

IronWine

Vino en lata de éxito internacional. La gran desventaja es que no se puede conservar y, por lo general, son de calidad regular.

Pesos pesados versus pesos pluma

Hay una marcada tendencia en los mercados más “avanzados” de vino hacia botellas ligeras. Es lo que se viene. Las botellas pesadas consumen más material y energía para fabricarse, y transportarlas resulta en exceso contaminante. Su huella de carbono es innecesariamente alta y almacenarlas también resulta una incordia, ya que ocupan demasiado espacio en cavas y estanterías. Su ventaja es que son bastante resistentes.

Latitas

Las latas de aluminio, muy similares a las de cerveza, están presentes hace años en mercados evolucionados como el australiano y el norteamericano. Tienen características interesantes: son livianas, resistentes, y se pueden reciclar.

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