Se acerca el Domingo de Pascuas y la Semana Santa vive en nuestros corazones. Tiempo de reflexión, descanso, unión familiar y pedir por el bienestar de los seres queridos.
Tiempo, también, de reunirse alrededor de la mesa y disfrutar una copa de vino, bebida que ha estado históricamente vinculada al cristianismo y esta época del año.
El vino reviste de una gran importancia para la región católica (también ha sido trascendental en otras creencias), pues se asocia la regeneración y simboliza el valor de la vida contra la muerte, prevaleciendo la inmortalidad contra la destrucción.
En países tradicionalmente católicos como la Argentina, el vino tiene presencia en los actos religiosos. Así, el Jueves Santo nos recuerda la Última Cena como el último momento en el que Jesús de Nazaret se reunió con sus discípulos para compartir el pan y el vino antes de su muerte.
La Última Cena es, sin duda, uno de los temas más simbólicos en el arte cristiano y en esta Semana Santa podemos contemplar sus representaciones artísticas a lo largo y ancho del país.
Maridajes Santos
El vino va siempre acompañado de gastronomía y en estas fechas, en las que el enoturismo está a tope, las posibilidades de rendir culto a la celebración cristiana, copa en mano, son infinitas. Lo importante es que las tradiciones culinarias en Pascua atesoran costumbres muy arraigadas en la cultura nacional y las propuestas a la carta se multiplican por doquier.
En esta época, los pescados son los grandes protagonistas de las mesas de Semana Santa. Si la preferencia va por el lado de los pescados grasos (salmón, trucha, pacú, dorado), la idea es acompañar con un vino blanco con buen volumen o paso por madera.
Aquí, también, las opciones pueden ser de color tinto. Este tipo de pescados, por su estructura, ensambla de maravillas con cepas como Pinot Noir, Merlot y Malbec, ligeros, de carácter bien frutado. En el top five de los wine lovers hoy juega un papel preponderante la Criolla.
Recomendaciones de autor: el vino blanco perfecto para los pescados grasos es Injusto Chardonnay, con su exquisita intensidad aromática, expresada en notas florales y lácticas, sobresaliendo en boca por su refrescante acidez y equilibrada persistencia.
Si la elección va teñida de tinto, Injusto Merlot es el indicado. Un elixir, con notas aromáticas a fruta fresca, pimiento y hoja de parra. De entrada dulce y agradable, sus taninos son sedosos y amables.
Otras alternativas, teniendo en cuenta el calor que aún impera en estas latitudes, son los pescados magros. Lenguado y mero pican en punta. ¡Ojo! No nos olvidemos los frutos de mar y las clásicas empanadas de vigilia, que tiene sus fanas. Estas elaboraciones gastronómicas van de la mano con exponentes ligeros, “peligrosamente” fáciles de beber y sin crianza en barricas.
En esta oportunidad, el vino indicado es Borderío Mimosa Rosado de Malbec. Un fresquísimo rosé con sutil color durazno y aromas que nos traen frutas rojas. De paladar fresco y final de flores blancas, deja un delicado recuerdo en el retrogusto.
Domingo a la parrilla
Dejamos atrás los pescados, emblemas indiscutidos Jueves Santo y Viernes Santo, para disfrutar un rico asado el Domingo de Pascuas. Es momento, entonces, de acompañar las carnes a las brasas con tintos estructurados, sofisticados y corpulentos.
Injusto Blend Reserva Merlot & Cabernet Franc es “el” atinado para conmemorar la Resurrección de Cristo.
Un vino de color rojo violáceo intenso, con nariz frutada, donde predominan los aromas florales en combinación con tostados y ahumados. En boca es redondo y amable con presencia de pimienta fresca y notas de chocolate al final.
Hemos llegado al epílogo con las propuestas de maridaje, entre vinos y platos con marcada tradición pascual. La mesa está puesta. Solo resta compartir una buena copa en tándem con un plato hecho con amor. Porque es tiempo de renovar la fe. Porque es tiempo de unirnos y brindar por la vida. ¡Felices Pascuas!