El Ángel del Vino – 8 de Mayo de 2017
Cerca de la ciudad de Victoria, provincia de Entre Ríos, en el kilómetro 134 de la Ruta Provincial N° 11 se encuentra BordeRío, bodega que se comenzó a construir hace unos cuatro años. Lo interesante es que, pese a no estar en la Provincia de Buenos Aires, probablemente sea una de las bodegas más cercanas a la capital argentina. Son 334 km desde el obelisco, apenas cuatro horas en auto.
Apenas entrar al edificio principal sorprende con un museo de viejas piezas utilizadas de elaboración de vinos, traídos desde Mendoza, paredes decoradas con posters de películas orientadas a la temática del vino y un amplio salón decorado con barricas, en el cual se realizan las degustaciones a los turistas y que es utilizado también para eventos. Al momento de nuestra visita el edificio principal se encontraba en la etapa final de aplicación de terminaciones, con la colocación de revestimientos exteriores de piedra de la zona, como puede observarse en la foto inicial.
La finca, que antiguamente se dedicaba a la ganadería y maíz y hoy se ha reconvertido a bodega y futuro hotel (el que se aprecia en la foto siguiente), posee 340 hectáreas, 18 de las cuales se encuentran plantadas con vides, en las siguientes proporciones: 10 hectáreas de Malbec, 3 de Merlot, 3 de Syrah, 1 de Cabernet Franc y 1 de Chardonnay. Está inmersa en una zona muy bella paisajísticamente, dado a su perfil ondulado. Y una curiosidad es la existencia de suelos calcáreos, que quedan claramente expuestos en los restos de una cantera a cielo abierto a metros del edificio principal.
En la finca también se han plantado siete mil olivos, de entre 13 y 40 años, que fueron traídos de un desmonte en San Juan. Pero lo más impresionante está bajo tierra. En el subsuelo encontramos no solo la consabida cava subterránea de barricas sino también, a continuación de ella, una impactante sala de degustación al estilo californiano y un salón con una enorme mesa de granito que -por su porte- hubo de ser ubicada allí antes de construir el edificio.
A cargo de la enología está el Ingeniero Agrónomo Oscar Laguna, con paso por Francia en Beziers (Haut Blauville) y Languedoc, y en Argentina en Bodega Poesía. Las instalaciones tienen una capacidad máxima de 30.000 botellas, contando con ocho tanques de acero inoxidable de 50 Hl, cuatro de 30 Hl y cuatro huevos de cemento de 33 Hl. La cava -por ahora- tiene 24 barricas de roble francés y americano. Embotellan en sitio para lo cual poseen una moderna máquina embotelladora italiana.
Los propietarios son el matrimonio de Guillermo Tornatore y Verónica Irazoqui (dueños de la empresa de tecnología informática Don Web), quienes -apasionados por el vino- se lanzaron de lleno a recuperar la cultura vitivinícola que Entre Ríos supo tener hasta que en la década del 30, bajo la presidencia de Agustín P. Justo, una ley prohibió los viñedos para dar prioridad a Cuyo.
En relación a los vinos, Oscar Laguna cree que «por ahora lo importante es ir entendiendo la respuesta de los viñedos, ya que hay que experimentar en la zona y todo se aprende viendo lo que sucede. Y tener en cuenta que son viñas de segundo verde, cuando la madurez enológica llega normalmente en el quinto verde».
En la primera cosecha -de 2016- se vio que el Syrah, el Merlot y el Malbec casi maduraron al mismo tiempo (cosa que no sucede en Mendoza, por ejemplo) y el Cabernet Franc una semana después. También destaca que no hace falta corregir acidez (probablemente por el calcáreo del suelo); hay poca madurez polifenólica y hay buena madurez de azúcar. Los vinos resultan ser frescos, de color intermedio a bajo y con niveles normales de alcohol.
Degustamos algunos ejemplares, e incluso Oscar llegó a armarnos un blend que tiene en mente preparar; con muestras de diferentes barricas. Catamos el Cabernet Franc de dos barricas, una de roble francés y la otra roble americano (este último me gustó más), que probablemente va a conformar un futuro blend de ambos.
El Malbec, que por ahora resulta sencillo, puede ser un lindo vino para todos los días. El Syrah ofrece aroma a eucaliptos y aparece un poco mas resuelto. Pero los que asoman como muy interesantes son el Merlot y el Cabernet Franc. Por ello me animo a recomendar, si llegas a pasar por la bodega, que te alces con un Injusto Blend (compuesto en un 65% por Merlot y un 35% por Cabernet Franc) que ha pasado ocho meses en roble. Muy buena nariz y ataque en boca. Vale la pena dejarlo descansar un poco más en botella, esperando que amaine un leve amargor final.
Dejamos para el final explicar el nombre del vino. Mas arriba te contamos que fue bajo el mandato del presidente Agustín P. Justo que se prohibió la vitivinicultura en Entre Ríos, pues bien, este vino viene a mostrar que ese hecho fue algo muy «Injusto». En definitiva una linda propuesta que seguramente va a resultar aún más atractiva cuando se inaugure la hostería y se sumen un par de años mas de maduración de los viñedos.