La botella juega un papel clave en el proceso de producción del vino. ¿Lo sabías? Luego del embotellado, comienza la fase de crianza en botella, momento en el que el vino alcanza su madurez. Normalmente, durante este proceso la botella está en posición horizontal para que el corcho permanezca siempre húmedo. La escasez de aire hace que los elementos del vino reaccionen entre sí y terminen de formarse sus matices.
¡El mundo de las botellas de vino es fascinante! Las hay esbeltas, espigadas, más anchas, con los hombros caídos y de colores variopintos, que van del verde oscuro al “cremita” y transparente.
También difieren en alturas, tamaños, grosor del vidrio y peso específico, según la calidad del líquido báquico atesorado en el interior del recipiente. Por supuesto, cada región productiva juega un papel determinante, a modo de identificación y pertenencia.
En definitiva, no todas las botellas de vino presentan las mismas formas. He aquí lo divertido e interesante de este tema. Pero, vayamos paso a paso.
Los orígenes
En un comienzo, casi todas las botellas eran muy similares. Solían ser “panzudas” y con una curiosa forma achatada. Con el paso del tiempo y el avance tecnológico, la industria evolucionó a pasos agigantados hasta llegar e nuestros tiempos.
Hoy, la botella estandarizada tiene una capacidad de 750 centímetros cúbicos. ¿Por qué? Hay diferentes vertientes, leyendas y tradiciones. Por un lado, algunos afirman que esta medida tiene que ver con la capacidad pulmonar de la persona que las “soplaba”. Otros, en cambio, afirma que se trata de un quinto de un galón inglés.
Por si fuera poco, asimismo, se dice que es la medida que un hombre puede consumir sin marearse no emborracharse. ¿Será cierto? Desde Bodega BordeRío siempre pregonamos el consumo con moderación.
Tipos de botellas
Lo cierto es que los primeros intentos reales por diferenciar los tipos de botella tienen sus orígenes en la cuenca del Mediterráneo, zona profundamente vinculada a la historia del vino. Las más conocidas hasta la actualidad son las botellas de BURDEOS y BORGOÑA. La bordelesa es la más utilizado en todo el mundo. De forma cilíndrica, hombros marcados y fondo cóncavo, suele contener vinos tintos. ¡Es la botella de los vinos BordeRío!
La Borgoña se diferencia porque mantiene una ligera curva en los hombros, como si estuviesen más caídos y con mayor longitud. El tercer formato de botella que podremos encontrar en las góndolas es la ALSACIA o RHIN, que Alemania adoptó como propia. Es una botella sin hombros, mucho más alargada, de estilo cónico.
Por otra parte, un gran aporte español ha sido la botella JEREZANA, pensada para los vinos fortificados. Es muy similar a la bordelesa, más convexa en vez de recta y el cuello presenta una particular redondez y un gollete especial, en dos fases. Este estilo de botella fue adoptado por los elaboradores de Porto y Marsala.
Por supuesto, no podemos dejar de mencionar la botella de CHAMPAGNE. Las botellas de espumosos son muy especiales, pues tienen requerimientos estrictos, debido a la presión que deben soportar en su interior (hasta seis atmósferas). Por ende, el grosor del cristal tiene que ser sensiblemente mayor. Además, los corchos tienen que ser mucho más resistentes, sujetos por un alambre, denominado bozal.
¡Bonus track! Algunos vinos dulces vienen en botella de 500 centímetros cúbicos o 375 centímetros cúbicos. La razón es que es un óptimo tamaño para una persona.
El color y su porqué
Otro punto importante a tener en cuenta es el color. En general, las botellas tienen una tonalidad oscura, que oscila entre una gama de verdes intensos a marrones negruzcos. El objetivo es proteger al vino de los rayos solares, que pueden perjudicar el líquido.
Sin embargo, hay excepciones. La tendencia marca que los vinos blancos se envasan en botellas transparentes, pues son pensados para consumo rápido y es importante que el consumidor visualice su limpidez.
El tamaño importa
Por último, el tamaño de las botellas reviste un gran interés. El tamaño es fundamental para la conservación del vino en los tintos de guarda. Tiene una enorme influencia, debido al impacto que el tamaño produce en la oxigenación y temperatura del líquido. A mayor tamaño, mejor evolución y mayor tiempo de guarda.
El vino en contacto con el vidrio y la entrada de oxígeno es menor en términos relativos en una botella pequeña, lo que le confiere mayor longevidad al vino.
Sin repetir y sin soplar, estos son los nombres de las botellas, según su capacidad de almacenamiento:
- Piccolo (180 cm3)
- Media botella (375 cm3)
- Botella de medio (500 cm3)
- Clavelín (620 cm3)
- Botella estándar (750 cm3)
- Mágnum (1.5 litros)
- Doble Magnum (3 litros)
- Jeroboam (4.5 litros)
- Imperial (6 litros)
- Matusalem (6.4 litros)
- Salmanazar (9 litros)
- Baltasar (12 litros)
- Nabucodonosor (15 litros)
- Salomón (18 litros)