31 de diciembre. Último día del año. Momento especial, en el que un sinfín de cuestiones se nos vienen a la cabeza. Balances, historias y anécdotas que quedan atrás, recuerdos, ilusiones y anhelos que pedimos para lo que viene.
En familia o entre amigos, los brindis se multiplican en cada rincón del planeta, con la esperanza de iniciar un nuevo año con salud, trabajo y amor. Más aún en tiempos de pandemia, que rápidamente deseamos tirar al cesto.
Entre las tradiciones más arraigadas y sentidas de esta fecha, sobresalen las famosas 12 uvas de Nochevieja, acompañadas por sutiles burbujas (Champagne, Cava, Sekt, Sparkling Wine, Prosecco, Espumante). ¿La conocés?
El ritual de las 12 uvas
Las 12 uvas de Nochevieja es una celebración popular que nace en España, pero que se ha ido expandiendo a distintas regiones. Es un festejo que se disfruta con familiares cercanos y amigos, que conmemoran la última noche del año y le da la bienvenida al próximo.
¿Cómo es el ritual? A las 23:59 horas del 31 de diciembre, en hogares o plazas, adultos y pequeños cuentas con 12 uvas cada uno, prolijamente puestas en un recipiente y listas para consumir: con o sin piel y, de preferencia, sin pepitas para no atragantarse de manera indeseada y evitar un mal trago.
Asimismo, las copas para el ansiado brindis se preparan y el espumoso frío (recomendamos entre 5 y 7 grados) espera en la mesa a ser descorchado, bajo el grito de “¡Feliz Año Nuevo!”.
La cuenta regresiva comienza y todo el mundo cuenta los segundos a la espera de las 12 campanadas, que indican que ha llegado la medianoche y, con ella, el nuevo año. Allí, entonces, las personas comen, una por una, las riquísimas 12 uvas.
¿Qué simboliza esta tradición?
Degustar 12 uvas en año nuevo simboliza la abundancia, la prosperidad y los mejores deseos para el año que está por iniciar. Lo interesante es destacar que, desde tiempos remotos, la uva (símbolo inequívoco del vino) siempre se asoció a la bonanza, la generosidad, la longevidad y la prosperidad.
Las uvas de Nochevieja representan, en efecto, cada uno de los meses del año nuevo que comienza y, con ello, cada uva consumida, propiciará la buena fortuna en el mes pertinente, dando así la bienvenida a un año nuevo lleno de buenos deseos. Estas deben comerse con cada una de las 12 campanadas del reloj, a partir de las 00:00 hs.
Su origen español
Si queremos conocer los albores de esta celebración, tenemos que viajar unos cuántos siglos atrás. Los primeros registros se remontan a 1880, en Madrid, España, donde solo la burguesía tenía la costumbre de finalizar el año brindando con Champagen, maridado con uvas (imitando las exclusivas fiestas privadas que los franceses celebraban en Navidad).
Según registros de época, por el elevado costo de algunos de estos productos, era una costumbre que pertenecía estrictamente a las clases sociales más pudientes. Mientras que las clases más ricas gozaban de estas celebraciones especiales, el ayuntamiento de la ciudad prohibía los festejos callejeros populares.
A modo de protesta, la clase obrera madrileña aprovechó para reunirse en la Puerta del Sol y escuchar las campanadas del reloj en Nochevieja. Como burla por la costumbre burguesa y en señal de rechazo contra las restricciones, empezaron ellos también a comer sus racimos de uva en la plaza totalmente llena.
Ya en 1884, el periódico español El Imparcial publicó una nota titulada “La uvas bienhechoras”, en tanto El Correo Militar redactó: “La imperecedera costumbre de comer las uvas al oír sonar la primera campanada de las doce”. Desde entonces, se instaló la tradición de las 12 uvas de la suerte.
¿Te animás a realizar este ritual? Cualquiera sea la respuesta, desde Bodega BordeRío les deseamos que en Nochevieja destapen el espumante y brinden por un año repleto de buenos momentos.