Viernes Santo. Momento de vigilia pascual, de espera para celebrar el domingo de resurrección. Vivas la celebración católica o no, ya es una costumbre milenaria que, en estas fechas, los pescados sean protagonistas de las mesas familiares. Y, para maridar, las opciones son variadas.
La mayoría de los paladares sibaritas se inclinan por vinos blancos. Jóvenes, frescos y frutados, van de la mano con pescados magros. Enjundiosos, con paso por barrica y mayor volumen, se entenderán de maravillas con pescados grasos.
La pregunta que surge, a partir de esta tradicional combinación enogastronómica, es si es posible tomar vino tinto con pescados. Existe el mito de que es imposible, pero solo se trata de una leyenda que se transmitió de generación en generación.
Maridajes entre pescado y vino tinto
Hay combinaciones muy interesantes entre tintos y pescados. Aquellos con mayor tenor graso, como los azules (anchoa, boquerón, arenque, bonito, atún, salmón, sardina o caballa) o los blancos (rodaballo o bacalao), irán muy bien con tintos como Pinot Noir, Merlot o Malbec de cuerpo medio.
Si estos pescados han sido elaborado con salsas potentes, podemos dar un pasito más y acompañar con un Cabernet Franc o Cabernet Sauvignon moderno, sin la robustez que lo caracteriza.
En el caso de pescados magros como la merluza o el mero y mariscos refrescantes, pensamos en una ligera criolla y vinos naturales, bebibles y versátiles. Los tintos jóvenes, delicados y muy tomables sobresalen, justamente, por su facilidad a la hora de las combinaciones con diferentes elaboraciones.
A continuación, les dejamos 8 maridajes infalibles entre tintos y pescados o frutos de mar:
- Pescados fritos con tinto con cuerpo medio o con paso por barricas
- Lenguado y rodaballo con tintos jóvenes, frescos, frutados y aromáticos, con refrescante acidez
- Salmón, emblema de los pescados grasos, junto al atún o el bacalao, se entenderán con tintos con carácter u personalidad.
- Merluza y otros pescados blancos livianos, en tándem con vinos tintos ligeros y rosados elaborados a base de variedades poco tánicas.
- Pescados ahumados, tendencia en el último decenio, se ensamblarán con vinos rosados y tintos jóvenes sin paso por madera para contrarrestrar la nota de humo.
- Los crustáceos, en general, piden tintos jóvenes y de acidez envolvente.
- El pulpo y los moluscos con un buen tinto joven y poco tánico, con acidez media, es una gran experiencia sibarita.
- Pescados con salsas de queso o a la manteca, necesitarán un tinto con crianza o de nivel Reserva para acompañar esa cremosidad.
¡Felices Pascuas! Y hasta la próxima…