Hoy, el mundo del vino nacional habla por todos los cantos de los vinos orgánicos. Tendencia en alza, que se suma a la movida de los biodinámicos y naturales. No son solo una moda, sino una realidad que despierta curiosidad en los curiosos paladares sibaritas.
¿Qué son estos vinos? ¿Cuáles son sus características? ¿En qué se diferencian?
Para entender el tema, en primer término, debemos tener en cuenta los métodos de cultivo y elaboración, que han virado hacia técnicas más amigables con el medioambiente, influenciando de manera definitiva a la hora de tomar conciencia en relación a los productos que consumimos. Dentro de estas nuevas categorías, sobresalen los vinos orgánicos, biodinámicos y naturales.
En modo enciclopédico, afirmamos que los vinos orgánicos son aquellos producidos a partir de uvas cultivadas sin ningún tipo de utilización de químicos sintéticos, ni pesticidas. La mirada está puesta en la sustentabilidad y el cuidado total de nuestra tierra.
Los vinos adquieren la certificación de “orgánicos” con el aval de entes reguladores específicos (nacionales e internacionales) que verifican de manera rigurosa el cumplimiento de determinados estándares.
En pos de cuidar nuestro entorno natural, las uvas de estos vinos se desarrollan sin la intervención de productos químicos, lo que termina siendo un gran atractivo para los wine lovers que se inclinan por los vinos orgánicos en pos de cuidar la salud y el ambiente en el que vivimos.
Po otra parte, los vinos biodinámicos son, también, orgánicos, pues no hay intervención de sustancias químicas en el viñedo. La diferencia está en su visión holística, en la que se considera a la finca como un organismo vivo, acompañando sus plantas y animales. En este proceso en el que está involucrada la agricultura sustentable, por ejemplo, se utiliza estiércol de animales mezclado con hierbas medicinales como abono.
Además, estos vinos biodinámicos se enfocan en la sincronización de sus prácticas con los ciclos lunares y en la utilización de preparados específicos con el objetivo de mejorar la vida del suelo y las plantas.
Emblema de los preparados son los de abono verde, en el que se rellenan cuernos de vaca con estiércol y no debe quedar ningún espacio de aire. Estos cuernos rellenos, luego, se entierran en un espacio designado en el viñedo desde el otoño hasta la primavera. Después de este tiempo, se desentierra el cuerno y el contenido interno se almacena como abono. Dato interesante: los cuernos se pueden reutilizar.
Por último, más allá de los cada vez más salientes vinos orgánicos y biodinámicos, sobresale en estos tiempos la categoría de vinos naturales. Estos, a diferencia de los anteriores, son menos manipulados o intervenidos, pues no se agrega ni quita nada para su fermentación. Se suele decir que son vinos “más vivos”. No se añade azufre, ni levaduras. Solo se utilizan los elementos propios del ambiente. Denominados “vinos desnudos”, no tienen sulfitos agregados.
En síntesis, los vinos orgánicos hacen foco en la eliminación de productos químicos y pesticidas; los biodinámicos van un paso más allá e incluyen una filosofía que combina naturaleza con espiritualidad. Ambos estilos apuntan a ser vinos sustentables y totalmente respetuosos del medio ambiente.
¡Salud y hasta la semana que viene!