¿Cómo armar tu propia bodega?

¿Cuáles son las condiciones ideales para una óptima guarda de vinos?

Un vino es como un ser vivo. Nace, se desarrolla, alcanza su plenitud, decrece y muere. En ninguna etiqueta usted leerá “vence tal o cual fecha determinada”. El potencial de guarda es siempre estimativo y en gran parte dependerá del cuidado que se le dé al líquido báquico.

Al igual que los seres humanos, si no cuidamos los vinos, se deteriorarán de manera acelerada. Es decir, si nosotros no hacemos actividad ni comemos o bebemos con moderación, el físico nos pasará factura y envejeceremos más rápido de lo debido.  En materia vínica, si no guardamos los productos en un lugar oscuro, con temperatura controlada, buena humedad relativa y oscuridad, su evolución será desfavorable y no podremos disfrutar una copa como nos merecemos.

A partir de esta premisa, surgió en los curiosos paladares sibaritas la inquietud de armar la propia bodega en casa. IMPORTANTE: Es fundamental que los vinos estén lejos de la cocina, el calor, los rayos del sol y vibraciones extrañas.

Si usted está pensando en comprar una cava climatizadora o ambientar algún sótano en desuso, he aquí las condiciones ideales para lograr una óptima guarda de botellas. Preste atención. Hágame caso. Tome lápiz, papel y lea atentamente las siguientes líneas.

1. El lugar

 No debe tener grandes variaciones de temperatura. Consejo de este humilde servidor: entre 14 y 16 grados. Puede ser un armario, un depósito o cualquier espacio con humedad relativa de un 60%.  Hoy, existen cavas especiales que regulan y atemperan el clima a gusto del consumidor. En general, son monotemperaturas, si bien los especialistas prefieren las opciones de multitemperatuas para que cada vino tenga su rango térmico correcto.

¿Qué pasa si tiene un blanco o espumoso en una cava monotemperatura, conviviendo con tintos de guarda? Lo ideal es programarla a unos 14 grados y, si consumirá burbujas o blancos refrescantes, sáquelos un puñado de horas antes y métalos en la heladera para bajar entre dos y cuatro grados (10°/12°).

2. La posición

 Las botellas acostadas. La principal barrera entre el vino y el oxígeno es el corcho, que debe estar siempre humedecido para que no se reseque y, así, evitar posibles filtraciones. De lo contrario, la entrada de aire avinagraría o ajerezaría al vino, dando un gusto desagradable en el paladar.

3. El ambiente

Resguarde los vinos de ruidos excesivos, olores agresivos o intensos. Es importante mantener una humedad acorde para favorecer al corcho. Si tiene alguna etiqueta en la parte superior de la cocina, sáquela inmediatamente.

La manipulación constante de temperaturas y aromas son uno de los principales enemigos vinófilos. Si usted creía que era la cerveza, estaba equivocado.

4. La luz

Debe ser tenue y no dirigida a las botellas. Si iluminamos de manera directa el líquido, por más que tengamos ganas de resaltar alguna etiqueta bonita, perjudicaremos la salud del contenido.

Mientras menos luz, mejor. Es clave no dejar vinos en el lavadero, jardín o espacio en el que el sol sea protagonista.

5. El cuaderno de notas

Tal vez sea algo demasiado exigente y solo para fanáticos (me incluyo). Llevar un registro de las cualidades del producto (añada, bodega, variedad, grado alcohólico, crianza y datos de degustación) nos ayudará a ordenarnos.

En mi caso, la cava tiene una pizarra en la parte posterior de la puerta para hacer anotaciones con tiza (se modifica según lo que se beba). Soy obsesivo, lo reconozco.

6. Saber qué tipo de vinos guardar

Aquellos que tengan cuerpo y estructura, con buen tenor alcohólico, taninos abundantes, buena acidez y con crianza en barricas. No tiene sentido almacenar vinos jóvenes, con corta curva de vida. Son de rápido consumo y olvidarlos en una cava sería una lástima.

Conclusión: antes de guardar un vino, deténgase en la añada y cada una de las particularidades. Conocer el tiempo estimativo de vida útil es “el” dato a tener en cuenta.

 

La importancia de una buena guarda

En definitiva, cuidar un vino es como cuidar un auto o un bien preciado. Nadie estacionaría un coche de lujo en una zona de riesgo ni exhibiría un reloj último modelo en medio de una muchedumbre en un recital.

Al vino hay que mimarlo con el objetivo de favorecer su evolución adecuada. Si lo guardamos bajo las condiciones mencionadas en los párrafos anteriores, podremos descubrir placenteramente sus fascinantes características organolépticas.

Entendido siempre con moderación (de eso se trata esta historia), el mundo del vino es uno de los más interesantes. Por eso, es esencial su cuidado. Por respeto a todos. Desde la tierra y el elaborador hasta el vendedor y consumidor.

Espero que le haya sido de utilidad este mini manual de consejos prácticos a la hora de conservar una etiqueta. Si está pensando en comprar una cava, no lo dude. Pónganse en campaña y guarde los vinos como se merecen.

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