Todos los vinófilos soñamos, alguna vez, poder plantar la vid en casa. Sí, queremos tener nuestra propia viña, que da origen al maravilloso líquido denominado vino.
La pregunta que surge, para poder plasmar este anhelo, es ¿cómo podemos tener nuestra propia vid en nuestro hogar?
En primer lugar, la buena y auspiciosa noticia es que no es necesario tener un enorme jardín ni una terraza con vistas de ensueño. Solo vamos a necesitar una óptima maceta, mucho amor y cuidados entusiastas.
¿Cómo conseguimos una vid lista para plantar? ¿Qué necesitamos? ¿Por dónde arrancamos? Estas son los primeros (y lógicos) interrogantes que se nos vienen a la mente. No se aflijan. Es más simple de lo que parece. Es cuestión de dirigirse a un cualquier vivero autorizado y dar el puntapié inicial. Allí (solo allí) compraremos la vid, lo más importante del proceso.
Asimismo, necesitaremos una maceta con capacidad mínima de 50 litros y una profundidad de no menos de 40 cm. Por otra parte, tendremos que hacernos de tijeras, cuchillos o herramientas punzantes para agujerear la maceta si no tuviese agujeros. Por último, nos hará falta tuba o sustrato y tierra vegetal.
Precisamos todo esto para no fallar en el intento. En relación a la maceta, cuanto más lugar tengan sus raíces, más crecerá y, por ende, tendrá un mejor desarrollo. Por ese motivo, aconsejamos que sea lo más grande posible.
La importancia de mezclar turba con tierra vegetal radica en que la tierra vegetal de campo retiene mejor el agua y el riego puede ser menos abundante. Para los menos constantes en los cuidados, esto viene como anillo al dedo.
A partir de aquí, sin duda, surgirán más dudas. ¿Cuál es la época del año atinada para plantar la vid en casa? ¿Demorará mucho tiempo la aparición de las primeras hojas y frutos?
Respuesta uno: la época ideal va desde la primavera hasta mediados de diciembre, pues tenemos que evitar al máximo el riesgo de heladas que dañen nuestra preciada vid.
Respuesta dos: los frutos demorarán un poco más (¡paciencia!) y habrá que esperar por lo menos tres años. Por supuesto, como cualquier planta, siempre corremos el riesgo de que no brote, pero, poco a poco, se podrá volver a intentar durante la siguiente primavera.
Cómo plantamos la vid
Llega el momento más esperado. Un sinfín de nervios, ansiedades y sensaciones múltiples aparecerán al mismo tiempo.
Lo primero que debemos hacer es agujerear el fondo de la maceta, pues si no contase con agujeros, el agua quedaría estancada y se pudrirían las raíces. Este es determinante, pues aunque tengamos la maceta más preciosa del planeta, es fundamental que sea adecuada para nuestra vid.
Una vez hechos los agujeros, echamos una base de tierra, colocamos la planta y batimos la raíz, sujetándola muy bien en el centro de la maceta. Cuando definitivamente esté bien sujeta, llenamos poquito a poco la maceta de tierra y cubrimos la planta sin tapar la cabeza.
¿Cuál es el mejor riego para la vid? El agua de lluvia. Aconsejamos regar dos veces por semana durante el primer año, estando siempre atentos a posibles síntomas en relación a exceso o déficit de agua, ya que la variedad del portainjerto es resistente a la sequía y sensible al exceso de humedad.
Desde mayo hasta octubre, la vid necesita menor aporte de agua que el resto del tiempo, intensificando sus necesidades en los meses de verano, cuando el calor se hace sentir con creces.
En los años subsiguientes, con riego semanal será suficiente.
Esperamos que este paso a paso los haya entusiasmado y se animen a plantar su vid en casa.
¡Salud y hasta la semana que viene!