El Cabernet Franc es una de las estrellas indiscutida de los paladares sibaritas argentinos. Desde hace un puñado de años, se ha transformado en la variedad de moda que todos quieren descubrir y disfrutar en una buena comida.
Sin embargo, hablar del Cabernet Franc como una novedad es un error. Cualquier wine lover debería saber que se trata de una de las cepas más antiguas. Incluso, se le atribuye la paternidad del Cabernet Sauvignon y, muy probablemente, también, del Merlot.
Más allá de esta longeva historia, es cierto que, en la actualidad, diferentes regiones vínicas apuestan a la expresión varietal de este cepaje como un diferencial muy atractivo. En la antesala de su día (el 4 de diciembre), te contamos todos los detalles.
Su origen y reconocimiento
En Francia, país donde se lo cultiva desde hace siglos, se luce en los viñedos del Valle del Loire, especialmente en las AOC Chinon y Anjou, mientras que en Bordeaux es pieza clave de los grandes vinos de Saint Emilion, en general blendeado con Merlot. En ambas regiones, nadie puede negar la importancia del Franc, aunque el consumidor poco sabe de su existencia, ya que estos vinos se buscan por la simple mención del origen.
Ha sido en Italia, donde los famosos vinos Supertoscanos (Toscana) se ocuparon de darle énfasis a su alusión en las etiquetas. Lo mismo sucede en algunas zonas del Nuevo Mundo Vitivinícola. Entre estos últimos casos, no se puede dejar de mencionar el rol de las bodegas de Argentina, responsables de llevarlo a la primera plana de las publicaciones internacionales. A modo estadístico, su cultivo crece además en Estados Unidos (particularmente en Finger Lakes), Chile, Australia y Sudáfrica.
Cabernet Franc albiceleste
Argentina se especializa en el cultivo del Cabernet Franc. Si bien la llegada de las primeras vides de este varietal a suelo argentino se produjo en los albores del siglo XX, durante décadas estuvo mezclado en los viñedos de Cabernet Sauvignon y Merlot.
La historia del Cabernet Franc en nuestro país se inicia en la década de 1990, cuando el experimentado viticultor Roberto de la Motaimpulsó realizó la importación de material genético de alta calidad desde Francia.
Desde entonces, el cultivo del Franc creció de manera lenta, paso a paso, para utilizarse como componente de corte, mientras que las hectáreas de Malbec lo hacían por miles cada año. De este modo, Argentina cuenta hoy con unas 1.500 hectáreas de Franc, contra las… ¡33.000 que cubre en Francia!
No obstante, este varietal ya se destaca en más de una región argentina y el mundo comienza a reconocer la calidad del Cabernet Franc de estas tierras.
Características de nuestro Cabernet Franc
En contraposición con los Bordeaux Blend o los varietales de Cabernet Franc de Chinon, por mencionar dos estilos mundialmente famosos, en Argentina el Franc es un vino profundo, de color violáceo concentrado y muy expresivo, con aromas de frutos rojos y negros, hierbas silvestres y especias. En paladar, es voluptuoso con buena tensión y taninos firmes, lo que nos hace pensar en exponente con un muy buen potencial de guarda.
El Cabernet Franc es, en definitiva, un cepaje que en nuestro país tiene un muy buen potencial de desarrollo y capacidad de concebir grandes vinos argentinos. Es interesante destacar que no es tan fácil de lograr, ya que tiene alto contenido de piracinas (puede quedar un vino muy vegetal, con aromas y sabores a pimiento rojo y verde) y aquí la muñeca del enólogo será fundamental para “domarlo”.
Su equilibrada acidez y taninos amables hacen que sea una variedad muy versátil a la hora de pensar en maridajes. Es, por ejemplo, ideal para pastas con salsa de tomate, pizzas, lasaña, carnes a las brasas y platos a base de aves, pato o cordero. Además, se da de maravillas con la comida italiana, griega y medio oriente (algo especiado).
De tendencia a realidad indiscutida, el Cabernet Franc se consolida en la Argentina como uno de los cepajes que mejores exponentes da. Elegante, sofisticado, refinado y camaleónico para armonizar diferentes elaboraciones gastronómicas, este antiguo nuevo cepaje nos emociona a todos.