La importancia del corcho para las botellas de vino

A la hora de abrir una botella, el corcho es para el gen vinófilo argentino algo fundamental. Sí, determinante. No solo por la prestancia y elegancia de la apertura, sino por el ritual que implica descorchar con el auténtico corcho que se obtiene de la corteza del alcornoque (Quercus suber).

Destapar un ejemplar vínico es uno de los grandes placeres sibaritas. Es una verdadera experiencia en el que se conjugan los sentidos. Y aquí el corcho juega un papel determinante. Una de de sus principales funciones es la óptima y prolongada conservación del vino, ayudando a complejizar su carácter, brindándole autenticidad y valor.

El corcho, además, preserva el vino de agentes exteriores, pues es elástico, flexible e impide el ingreso del oxígeno (siempre y cuando tengamos la botella en condiciones térmicas adecuadas). Asimismo, favorece el final de su crianza, lo que le confiere mayor elegancia.

En relación a ello, es importante destacar que el vino necesita respirar, pero, a su vez, un exceso de oxigenación lo podría arruinar por completo. En este punto entra en juego el tapón de corcho de vino, que es un material biodegradable, renovable y reciclable. Como hemos dicho, viene de la corteza del alcornoque y lo destacable es que no es necesaria la tala del árbol para su obtención.

El corcho es flexible, elástico y tiene una gran capacidad para contraerse y expandirse con los cambios de presión y temperatura. Evita la oxidación del líquido y preserva las propiedades del vino con el paso del tiempo, garantizando su correcta evolución en botella.

Otro punto saliente es su porosidad, que favorece la microoxigenación del vino. Este, para que pueda envejecer, necesita oxígeno. El tapón de corcho permite el paso del oxígeno en cantidades ínfimas, permaneciendo cerrado y aislado del exterior, a partir de impermeabilidad.

¡Dato importante! El corcho debe mantenerse hidratado. Por ende, la estiba de las botellas se deben hacer en posición horizontal para que el vino esté en permanente contacto con el corcho.

Hoy, existen numerosos tipos de corchos, en sintonía plena con el medioambiente. A continuación, un ABC para agendar y tomar nota:

Tapones de corcho natural

Elaborados de una sola pieza de corcho de alta calidad y con pocos poros. Hay diferentes clasificaciones según su calidad y precio, siendo los Flor los más valiosos. Brinda una mixtura de mínima permeabilidad durante el primer año y casi hermeticidad a partir de ese momento, lo que garantiza un sellado óptimo. Suelen utilizarse para vinos elaborados que requieran envejecimiento en botella.

Tapones Twin-top

Combinan un núcleo de aglomerado rematado por uno o más discos de corcho natural en su extremo o ambos extremos. Es un cierre mecánicamente estable y de mayor calidad que el tapón de corcho aglomerado. Se utilizan, en general, para vinos con un potencial de guarda de dos a cuatro años.

Tapones de corcho aglomerados

Se elaboran a partir de granulados de corcho, que nacen del proceso de fabricación de tapones naturales. Perfectos para vinos muy jóvenes, cuyo tiempo en botella no superará los doce meses.

Tapones de corcho natural colmatado

Es un corcho natural con una porosidad alta que requiere de un relleno a base de cola hecha con polvo de corcho y resina. Se producen a partir de una pieza de corcho de menor calidad. Van en vinos que no precisan una permanencia en botella muy prolongada.

Tapones naturales multipieza

Son muy comunes en botellas de gran formato. Resultan de la unión de dos o más piezas de corcho y se utilizan para vinos de consumo rápido.

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