Maridamos nuestros tradicionales postres nacionales con vinos con mayor tenor sucroso, sin empalagar los paladares.
Es el mes patrio y todos pensamos en guisos, locros y carbonadas. Sin embargo, la buena noticia es que hay vida más allá de estos platos calóricos históricos. Los sibaritas golosos esperamos con ansias esta época de mayo para deleitarse con elaboraciones ideales para el epílogo. El fin de fiesta está asegurado con pastelitos, arroz con leche, flan, churros, vigilantes y tortas fritas.
A continuación, sugerimos los mejores maridajes para estas exquisiteces criollas, que desde el siglo XIX nos acompañan en nuestras mesas teñidas sentimentalmente con los colores celeste y blanco. Entre, pasen y vean, qué tipos de vinos acompañan nuestros postres más entrañables.
Churros
Simples o rellenos, son un must todo el año. Van como piña en el desayuno y la merienda. Compañeros infalibles de estudio y en los atardeceres oficinistas, generan una gran pasión. Con crema pastelera, dulce de leche, crema de limón o bañados en chocolate, sus texturas y sabores son inigualables.
¿Cuál es la combinación indicada? Por un momento, dejemos el mate y el chocolate caliente de lado, y pensemos en un sutil dulce natural blanco, a base de Sauvignon Blanc o Chenin. Buena acidez y frescura, las claves para barrer la grasitud del churro y su opcional relleno. Si hay dulce de leche abundante, optaremos por un dulce tinto para balancear.
Vigilante
¿Hay algo más rico que el clásico fresco y batata o membrillo? Postre siempre disponible, aclamado y bienvenido en casas, restaurantes, cantinas y hasta bares, sigue siendo el número uno. Hoy, muchos cocineros lo reversionan para darle una vueltita de tuerca. El queso ya no necesariamente es cremoso, sino que en la adaptación siglo XXI aparecen el Brie o el Camembert, en tándem con dulce de Cayote, en hebras.
A la hora del maridaje, si el protagonista es la batata, acompaña mejor un cosecha tardía blanco. Si, en cambio, el actor principal es el membrillo, elegiremos un tinto con sutil dulzor. Equilibramos sabores para un cierre patrio a todo trapo.
Arroz con leche
“Me quiero casar con una señorita de San Nicolás”. ¡Vaya si los abuelos habrán entonado esta tierna canción que marcó nuestra infancia! Mix de culturas árabe y española, ha tenido desde antaño amantes y detractores. ¿Cómo olvidar aquellos niños que rogaban por una suculenta porción con mucha canela y, al mismo tiempo, aquellos que clamaban otra alternativa porque lo encontraban demasiado intenso?
Lo cierto es que hoy sigue súper vigente y si pensamos en un vino para acompañar, nos inclinaremos por un tinto tardío de Pinot Noir o Malbec, que no tenga demasiada presencia tánica. La canela y lo especiado van bien con estas opciones. También la exótica Torrontés, en su versión dulzona, se complementa a la perfección por contraposición y barre el picor.
Pastelitos
Son súper buscados en las fechas patrias. La masa es factor decisiva para dar el visto bueno. Nuevamente, el membrillo y la batata juegan un rol esencial en este clásico de clásicos que algunos comen caliente y otros, frío. Una buena combinación sería un refrescante espumoso demi sec, con refinado dulzor y acidez envolvente. Para contrarrestar la fritura, la efervesencia de un champán dulce natural también es válida.
Tortas fritas
Exquisitez presente una y otra vez en reuniones con amigos del barrio, familiares entrañables y viajes largos en las extensas rutas nacionales. Sí, ya sé que el mate es el esposo fiel y leal, pero si maridamos con una buena copa de Torrontés tardío o Viognier dulce natural, cuando cae la tarde y empiezan a aparecer las primeras estrellas, nos llevaremos una grata sorpresa.
Flan con dulce de leche
Bomba letal para cualquier ser humano, en el epílogo de cualquier comida. Pero, ¡cómo lo disfrutamos! Va con dulce de leche o en su versión mixta, que incluye crema. Nos inclinaremos por una copa de vino fortificado tipo Porto o Marsala, o bien la elección será un tardío blanco y voluminoso, o un sutil dulce de Pinot Noir.
Mazamorra
Típico manjar de restaurantes peruanos en nuestro país. Elaborado a base de maíz, azúcar, agua y leche (puede incluir vainilla o canela), fue un hit en la época colonial. Cabeza a cabeza en ventas junto a los pastelitos, se disputaban la fama con justa razón. Un refinado espumoso rosé demi sec se entenderá con esta añorada preparación patria, que hoy muchos han dejado de lado.
El mes patrio nos invita a deleitarnos con un sinfín de postres bien argentos. No solo debemos reivindicarlos en estos momentos, sino también durante todo el año. Los maridajes clásicos siempre serán mate, chocolate caliente, tés o infusiones aromatizadas. Sin embargo, en este juego de combinar con vinos, siempre algo bueno armamos. ¡Viva la Patria!