El advenimiento de los primeros fríos no solo nos hace cambiar el vestuario personal, sino que también nos propone modificar los acuerdos enogastronómicos. Aquí, ¡interesantes opciones!
“Esta es la época del año en la que empieza el consumo sostenido de vinos tintos. Atrás quedó el calorcito estival y ahora es tiempo de darle unas buenas calorías al cuerpo, en compañía de platos generosos”.
La cita pertenece a un eximio vinotequero porteño, que ante el descenso de las temperaturas y el advenimiento del otoño, se prepara para vender etiquetas con interesante presencia de taninos, estructura, elegancia y densidad palatina.
Así como él, todos nos alistamos para disfrutar una de las estaciones más bonitas, entrañables y hasta nostálgica. Las temperaturas templadas, devenidas en jornadas fresquitas, ideales para tener siempre un abrigo a mano, nos invitan a quedarnos en casa, cocinando algo rico y con una copa de vino tinto en mano.
Mientras conversamos, vemos una serie o nos tapamos con una frazada para no pasar frío, desempolvamos los artefactos de calefacción y nos entregamos a los placeres sibaritas. El otoño, sin duda, es perfecto para descorchar y comer de la mejor manera bajo el acogedor techo del hogar.
A continuación, tips imperdibles de maridajes para llevar a cabo en casa, en pareja, con amigos y todos aquellos que sean amantes de la buena vida. Porque, como afirma la canción española “Solo se vive una vez”.
Sopas
Odiadas de chicos, reivindicadas de grandes, son siempre un plan infalible en la temporada otoño/invierno. Cabello de ángel, con municiones, de cebolla, de calabaza, de espárragos o hasta de arvejas, las opciones son múltiples. Lo cierto es que son un mimo para el alma y nos reconfortan de pé a pá. A la hora de la combinación enogastronómica no siempre nos la pone sencillo. La temperatura elevada y los condimentos son complejos de maridar. Sin embargo, como regla básica podemos afirmar que las sopas más cremosas irán mejor con tintos de cuerpo medio (Pinot Noir, Merlot, Malbec) y los blancos se entenderán con las más ligeras (Chardonnay o Viognier sin madera).
Polenta
Otro plato “polémico”. ¡Es absolutamente delicioso! El término va encomillado, pues los niños muchas veces prefieren una alternativa vinculada a las milanesas con papas fritas o huevo frito. Esta noble elaboración, cremosa, con una rica salsa y queso derretido, se llevará mejor con tintos frescos, fáciles de tomar. Pensemos en un Malbec, Bonarda o Tempranillo sin mucha complejidad. Varietales sutiles, que repetan los sabores delicados de la polenta. En caso de que esta fuese frita, subiremos la intensidad del vino: optaremos por un Cabernet Sauvignon o Cabernet Franc con sus características notas piracínicas.
Carne al horno
¿Quién no se autoproclama fan de este platazo? ¿A quién no le gusta que lo agasajen con este verdadero clásico nacional devenido en pasión de multitudes? Acompañada por papas, papines o vegetales de estación y preparada en cocción lenta, esta elaboración se entiende de maravillas con tintos de buena estructura. Si utilizamos carnes rojas, no lo dude: Malbec, Merlot o Cabernet Franc. Si nos decidimos por cordero, el tándem infalible es Syrah, aunque también Cabernet Sauvignon es una opción muy válida. Si preferimos cerdo, Merlot, Pinot Noir y hasta un untuoso Chardonnay que atesore un considerable paso por roble se convierten en compañeros fieles.
Guisos
Los de lentejas emocionan hasta las lárgimas y nos recuerdan a nuestras raíces, aquella infancia preciada que nos marcó desde que tenemos uso de razón. También están el mondongo y el puchero, otras elaboraciones bien argentas. Para acompañar estos platos power, que a veces pueden tener elevado picor, la sugerencia es balancear los sabores con vinos tintos de mediana estructura, con leve paso por barricas de roble. Malbec, Merlot o un elegante Pinot Noir son estupendos parteners. Algún Semillón o Chardonnay con madera, untuosos y refinados, asoman como otra adecuada decisión.
Locro
Plato patrio por excelencia, en este caso iría muy bien con algún vino blanco que rebaje el picor y la intensidad. Maridaje por contraposición, necesitamos una etiqueta con acidez refrescante, a modo de contrapunto. Torrontés o Sauvignon Blanc rompen el esquema de los tintos con cuerpo para maridar una de las elaboraciones locales más solicitadas del otoño. Estos cepajes blancos también se entienden con las empanadas salteñas, otro hit anti-frío.
Pastel de papas
Otro must que nos saca más de una lágrima. Dependiendo de la intensidad, equilibraremos con un tinto más o menos robusto. Son infalibles las variedades Malbec, Bonarda y Merlot. Este acuerdo enogastronómico es uno de los más tradicionales en nuestras mesas.
En definitiva, la llegada de los primeros fríos nos hacen pensar en vinos y comidas contundentes. Ojo, todavía no hemos llegado al pico de temperaturas bajas. Eso, mi querido lector, será tema de lectura en invierno. Mientras tanto, estos son consejos que, le aseguro, lo harán quedar como un rey en cualquier reunión alrededor de la benemérita mesa familiar. ¡Salud!