¿Por qué debemos airear un vino?

¿Por qué debe “respirar” un vino? ¿Cuánto tiempo? ¿Qué significa que tengamos que airearlo antes de dar el primer sorbo e, incluso, una vez servido en nuestra copa? ¿En qué condiciones se tiene que hacer este proceso?

He aquí una de las preguntas recurrentes de los paladares vinófilos curiosos que quieren saber las razones por las que debemos dejar un vino abierto en una botella o decantador, una hora (o dos), antes de degustarlo.

Vayamos paso a paso. Abrir una botella de vino que fue pensada para tener una larga vida, con un potencial de guarda prolongado, es un auténtico ritual, que genera un sinfín de expectativas. Son etiquetas que, en general, las descorchamos en momentos importantes de la vida: un cumpleaños, un aniversario de casados, un bautismo, la llegada de un hijo, etc.

Ese exponente que hemos atesorado durante una cantidad de tiempo considerable debe valer la pena a la hora de degustarlo, en esa ocasión especial. Por ello, una vez abierto, tenemos que dejar que “respire” antes de dar el primer sorbo.

¿Por qué debe airearse? Pensemos en un vino que estuvo “encerrado en una botella durante 5, 10, 15 o 20 años. Apenas lo sirvamos, se mostrará “cerrado”, “tímido”, poco expresivo. Hay que darle, justamente, el tiempo necesario para que se “abra” y exprese todas sus cualidades organolépticas.

Un vino diseñado para guardar en la cava de casa y sorprender gratamente a los paladares más exigentes, entonces, necesita el oxígeno para dar todo de sí. Por ello, una vez sin el corcho y listo para ser bebido, precisa de un tiempo razonable para mostrarnos su potencial.

¿Cuánto es ese tiempo debe «respirar» un vino?

Lo ideal es que un vino añejo, evolucionado, se airee entre una y dos horas. Podemos dejar reposar el líquido en la botella o trasvasarlo a un decantador. Aquí, queda a gusto del consumidor. Si optamos por el decantado, evitaremos que las borras se hagan presentes en nuestra copa. Recordemos que, con el paso de los años, la materia colorante precipita, se solidifica y, en consecuencia, se forman los sedimentos.

Es fundamental remarcar que, aún dentro de la botella, el oxígeno es protagonista. Es decir, está disuelto molecularmente y será transformado para conservarse de la mejor manera posible. De este modo, durante el tiempo en botella, el oxígeno que, además, ingrese por los micro poros del corcho servirá para dar vida a la complejidad aromática, redondear el color y agudizar la textura que sentiremos en el paladar.

¿Cómo hacer una óptima decantación?

A tono con lo mencionado con anterioridad, solo algunas pequeñas dosis de aire entrarán a través del corcho, afín de ayudar a la plomerización de taninos y una favorable evolución en nariz. Aquí, encontramos otra de las grandes razones por la que será importantísimo “hacer respirar” al vino que teníamos guardado en la cava, una vez que se haya descorchado.

Los decantadores, entonces, cobran enorme protagonismo, De diferentes precios, tamaños, materiales y formas, es un contenedor de vidrio que le permite al vino “respirar” en una superficie de contacto con el oxígeno, que, con el correr de los minutos ayudará a incrementar su expresión.

¿Cómo se logra una buena decantación? De manera lenta y pausada. El objetivo, recuerden, es evitar el paso de la materia colorante solidificada de la botella a la copa. Una técnica muy recomendada para decantar es acercar la botella a la boca del decanter y, de manera inmediata, verter el vino sobre la pared de vidrio del envase. De este modo, el líquido báquico caerá de manera suave y delicada.

Si, de lo contrario, hiciéramos un decantado a las apuradas y hasta agresivo, obtendríamos un efecto negativo, impidiendo, justamente, que se exprese todas sus bondades oganoléptica de manera atinada.

En casa, la tarea del decantado será fácil. Tenemos tiempo y todo nuestro hogar a disposición. Además, requiere de paciencia. A ese vino lo deberemos esperar poco más de una hora para empiece a sorprendernos.

¿Qué pasa si estamos en un restaurante y nos pedimos un vino ideal para decantar? ¿Cuántas veces hemos ido a comer afuera y queremos hacer un brindis con un exponente excelso? En este caso, ha picado en punta el oxigenador express, que asegura una oxigenación adecuada al pasar vino por este “mini” decanter en el momento de servirlo sobre la misma copa. Es un producto que nos acelera los tiempos, fácil de utilizar y no requiere demasiado espacio para tener en nuestro espacio vínico personal.

¡Salud y hasta la semana que viene!

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