Hay un viejo dicho que afirma “dime con quién andas y te diré quién eres”. Transmitida de generación en generación, esta frase sigue muy vigente por estos pagos. Tan real como reflexiva, nos invita a imaginar el carácter y modo de ser de una persona, según las amistades, influencias y compañías.
A tono con esta premisa, desde BordeRío proponemos algo similar, pero desde el lado del vino: “dime qué vino eliges y te diré tu personalidad vínica”. De este modo, con la complicidad de nuestros queridos lectores, la idea es distinguir los principales tipos de consumidores, con gustos y preferencias vínicas muy particulares.
Los que prefieren vinos blancos. En general, los white lovers son personas extrovertidas, atrevidas, curiosas, divertidas, innovadoras y exigentes. Van detrás de la perfección y son los primeros en organizar un fiesta o clima de celebración. Son consumidores que aman estar a la moda, a tono con las últimas tendencias y lo más chic.
Los que prefieren vinos tintos. Aquí nos encontramos con personas elegantes, refinadas y sofisticadas. Suelen ser paladares sibaritas muy organizados, algo pretenciosos, tranquilos y, a diferencia de los fans de los blancos, son más introvertidos.
Los bebedores de vino tinto son muy pasionales y tajantes. No salen del tinto (al menos, siempre, con primerísima opción) y ello les da templanza y seguridad. Sin duda, son personas exquisitas, con tintes de liderazgo, interesantes y seductoras.
Los que prefieren vinos rosados. Joviales, descontracturados, alegres, enérgicos, expresivos y siempre inconformistas. Van por más, con buena onda, simpatía y carácter dócil. Son soñadores, románticos y versátiles, sabiendo adaptarse a un sinfín de circunstancias.
Así son los amantes de los rosés. Personas informales, súper positivas, desprendidas de los temores y las dudas. Para ellos, es fundamental salir de la zona de confort. El consumidor que disfruta una copa de rosado sale de lo común y solo busca disfrutar cada momento, sin prejuicios ni dictámenes.
Los que prefieren espumosos. Por último, los paladares exigentes que disfrutan el placer y la sutileza de las burbujas son personas que siempre tienen algún motivo para celebrar. Son personas sagaces, cultas, inteligentes y ciertamente glamorosas. De este modo, se muestran espontáneos, seguros de sí mismos, lúdicos, dinámicos y hasta les fascina la improvisación.
Y ustedes, queridos lectores, ¿con qué personalidad vínica se identifican? Los leemos. ¡Salud y hasta la próxima!