¿Se pueden mezclar los vinos?

¿Varietales o blends? ¿Blends o varietales? ¿Cuáles son mejores? En el mundo del vino hay un “enfrentamiento” que no debería darse. Ni unos ni otros ganarán la contienda. Cada cual con su estilo, se destacará con sus propias características organolépticas.

Los varietales se elaboran a partir de una sola variedad de uva. O, al menos, en un porcentaje que llegue al 85%. Así, hablaremos de Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Chardonnay, Sauvignon Blanc y la lista seguirá de manera prolongada.

Los blends, por su parte, tienen la magia de combinar cepajes, en diferentes proporciones. Los winemakers, auténticos alquimistas, serán los responsables de determinar qué cepas integrarán el corte, los porcentajes y la personalidad de un exponente que ensamblará virtudes variopintas.

Sí, es cierto que los blends o assemblages o corte de uvas, siempre atesora ese halo de intriga, misterio y seducción, en el que encontraremos un sinfín de aromas complejos por descubrir. Muchos de ustedes se preguntarán si es posible mezclar variedades. La respuesta es afirmativa.

En la Argentina, en las décadas del ’70 y ’80, los vinos eran, justamente, blends. Si bien en aquellos años no se especificaba la composición, era un clásico en estas latitudes. Tras la Revolución Californiana impuesta por Estados Unidos, la Argentina empezó a hacer énfasis en los varietales, embanderados detrás del Malbec.

Sin embargo, en la actualidad, hay un renacer de los blends, pues despiertan curiosidad y emoción en los consumidores que, siempre con responsabilidad y moderación, quieren descubrir qué uvas forman el corte y qué aporta cada una.

En sintonía con esta tendencia, las bodegas proponen entre sus actividades, que el público “elabore su propio blend”. ¿De qué se trata? Además de armar catas, comidas maridadas, visitas a bodega y viñedos, la gente puede “jugar” y diseñar su propio vino.

A partir de pequeñas extracciones de vinos varietales, en tubos de ensayo, la bodega brinda la posibilidad al visitante de mezclar los caldos para que cada uno se “lleve su propio vino”. Esto es algo que gusta mucho, pues da la sensación de ser por un momento winemaker.

En BordeRío, esta experiencia ya es una auténtica tradición y bajo el lema “¡Enólogos por un día”, invita a los paladares sibaritas a “crear tu propio vino”. Así, la enóloga del prestigioso emprendimiento vínico entrerriano, ensenará a quienes realicen la visita el fabuloso arte de combinar diferentes cepajes para armar el propio blend con sello propio.

La idea es animar y alentar al público a disfrutar de “su” vino o llevárselo a su casa para sorprender a quien quiera. Es una actividad que, sin duda, genera gran empatía y un desafío para los amantes del buen beber, que quieren mezclar cepajes, según sus preferencias personales.

Elaborar el propio vino, en definitiva, le da la posibilidad al consumidor de lucirse y sentirse orgulloso, a partir de su elección personalizada en relación a los cortes que más le guste. Es un plus que, sin duda, motiva a pasar un muy buen momento, distendido, con los viñedos como telón de fondo. ¿Y usted, querido lector, se anima a hacer su propio blend?

Los leemos. ¡Salud y hasta la próxima semana!

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