Todo está en el nombre: Curiosidades históricas para enriquecer nuestros conocimientos

Descubrimos los orígenes de famosas nomenclaturas vínicas y derivados. 

 

El simbolismo de los nombres

Los nombres de los productores de vinos o de los mismos viñedos pueden ser triviales para los amantes sibaritas del vino que esperen encontrar en ellos grandilocuentes asociaciones históricas, arraigadas tradiciones familiares o folclores pintorescos. Esto es, sin duda, injusto, si pensamos en la enorme cantidad de empresas de ocio que tienen nombres auténticamente banales.

A veces, es cierto, los nombres de los propietarios se mantienen unidos a los cultivos durante muchos años. Y, otras tantas veces, con el tiempo, el nombre se altera. Tal vez, los amantes del Chambertin (la supuesta bebida preferida de Napoleón) no sepan que el viñedo pertenecía a un señor llamado Bertín, cuyo nombre dio lugar al vino champ (campo) de Bertín. 

Asimismo, se cuenta que tras una cosecha súper exitosa, el señor Bertín cargó un barril de su vino y se dirigió a la Capital, pues deseaba presentárselo al rey; una vez en París, el hombre se dispuso a asistir a la misa a la que también acudió el monarca. 

En un momento determinado, pareció que el hombre faltaba el respeto al rey por no arrodillarse y los guardias, sorprendidos, se acercaron a interpelarle. Entonces, se descubrió que Bertín estaba arrodillado. Pero, era tan alto que, incluso así, sobresalía por encima de todos los presentes. 

Al rey le gustó muchísimo el vino y, seguramente, a partir de allí, Bertín hizo muy buenos negocios.

Otro ejemplo muy recordado de nombre de vino con significado es Montrachet. Este puede ser un enjundioso blanco de Borgoña, pero los paladares que lo disfrutan no suelen saber (tampoco sabemos si les importa) que el nombre viene del término latino Mons arachiensis y denomina una montaña despojada de árboles. 

 

Sekt. Esta palabra designa al vino espumoso y es muy utilizada en Inglaterra y, fundamentalmente, Alemania. El origen del término no está claro, pero se cree que en los albores del siglo XIX, el actor Ludwig Devrient, famoso por su interpretación de algunos personajes de Shakespeare, sobre todo Falstaff, solía pedir “Una copa de saco” cuando quería beber algo. Como su bebida preferida era el Champagne, seguramente tenía que tomar algún otro vino espumoso fuera de esta denominación y de ahí derivó el nombre sekt. 

Hock. Se cree que este término, que designa los vinos alemanes, en general, empezó a emplearse en el siglo XIX, cuando la ciudad favorita de la reina Victoria era Hochheim, ciudad sita cerca del río Main, afluente del Rhin. 

El uso original de la palabra hock, aparentemente, fue una versión anglicanizada del término hockamore, versión inglesa de Hochheim, de la que el Shorter Oxford Dictionary da el primer uso en el año 1625. El término rhenish para referirse a los vinos del Rhin se utilizaba ya en el siglo XIX. 

 

Ponche. Esta tradicional palabra, que muchos diccionarios vínicos no incluyen, es realmente interesante. Aparece en numerosos libros de recetas de la época de la Segunda Guerra Mundial y, consecuentemente, en América. 

Unos cuantos restaurantes famosos tienen sus tipos “especiales” de ponche, que se emplean en reuniones de toda índole. Hoy no encontramos nunca este término en los restaurantes europeos, si bien algunas versiones aparecen juntas en encuentros sociales de carácter diverso, como las que se organizan para recaudar fondos. 

Según The Diner´s Company (1993), de John Ayto, fueron los oficiales de la Compañía Oriental de las Indias los que llevaron el ponche a Inglaterra en la primera mitad del siglo XII. En ese entonces, había varias maneras de hacer agradables los vinos y licores importados una vez abiertos. 

Ayto apunta la interesante idea de que las mezclan que no contienen especias ni cítricos tendrían que denominarse “tazas”, pero es un tópico que muchos especialistas debatirían. Asimismo, afirma que la palabra hindi original debería pronunciarse con una “o” corta y piensa que el término posiblemente derivase de puncheon, un barril grande del que era posible que se sacaran estas mezclas. 

En 1698, John Frayer expuso en su libro Account of East India (Informe de la India Oriental) que la palabra “ponche” (punch) procedía del término hindi panch, que significa “cinco”, a partir de los cinco ingredientes que componían la bebida: azúcar, especias, limón o jugo de lima, licores y agua. Pero, esa receta era demasiado simplona para los comensales que aspiraban a ser elegantes y, a la brevedad, emplearon otros ingredientes, sobre todo para la composición de un ponche no alcohólico, como el que se hacía con una bebida tan sofisticada como el té. 

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