Tips imperdibles de una combinación que es tendencia.
Infaltables en cualquier cumpleaños. Infalibles, prácticas y versátiles en cualquier encuentro social. Imprescindibles cuando no tenemos ganas de cocinar en casa y pedimos delivery. Motivo de reunión informal entre amigos de toda la vida. Salvoconductos familiares de fin de semana y feriados.
¿A qué nos referimos? A las clásicas y siempre bien ponderadas pizzas. Pasión de multitudes (grandes y chicos), son verdaderos clásicos que nunca (créame) pasarán de moda. Son, sin duda, comodines que ofician de actores principales y que con su mera presencia captan la atención de los paladares, ávidos por una rica porción de “muzza” o de sabores innovadores.
Sin embargo, a pesar de las loas mencionadas en los párrafos anteriores, cuando pensamos en los maridajes, imaginamos un vaso de plástico con gaseosa, mucho hielo y un sorbete en su interior. He aquí un gran problema a resolver. También pensamos en cerveza, Fernet o el clásico moscato.
En esta nota, les proponemos dejar de lado esas burbujas de las colas y gasificadas afines, para cambiarlas por una elegante copa de vino. Aunque le resulte extraño, las pizzas armonizan de maravillas con los líquidos báquicos.
Si bien en las grandes cadenas no hay, en general, ofertas de vino, es un ejercicio que podemos empezar a poner en práctica (siempre con moderación) en casa. Aclaramos que en algunas pizzerías que complicaron su oferta ya empezaron a sugerir opciones de vino para acompañar las propuestas.
Lo interesante es que nos animemos a romper lo ya establecido y heredado de generación en generación y nos pongamos el traje de sommelier moderno, sin prejuicios ni miramientos. A fin de cuenta, la combinación enogastronómica está para ser experimentada y realizar ensambles variopintos y originales.
Adentrándonos en los maridajes con las pizzas, es importante tener en cuenta los ingredientes. Ello es fundamental para no fallar en el intento. Hoy, las alternativas son infinitas, consolidando el concepto gourmet para satisfacer sibaritas exigentes.
Por citar algunos ejemplos, las de Brie o Camembert, se entenderán de memoria con un ligero Pinot Noir; la de langostinos o frutos de mar preferirán un Chardonnay moderno y con leve paso por barricas; la “ultra de moda” de jamón crudo y rúcula irá de la mano con algún ágil rosado de Malbec o Merlot; la de cuatro quesos o provolones necesitará la compañía de un enjundioso Cabernet Sauvignon o Syrah; la de cebolla, difícil de maridar, irá mejor con un Sauvignon
Blanc ligero, mientras que las más picantes se entenderán con ejemplares a base de Torrontés.
Es importante remarcar que un vino rosado fresco es fantástico para aquellas pizzas que contengan una gran presencia de albahaca o rúcula. Si quisiéramos descorchar vino tinto joven, nuestro consejo es disfrutarlo con pizzas que tengan morrones asados, panceta ahumada o jamón natural.
Asimismo, los vinos con muy buen cuerpo son ideales para acompañar pizzas con sabores de quesos muy intensos o de estacionamiento prologando.
Entre los cepajes que hoy cautivan los paladares locales, sin duda, está el Pinot Noir. Estamos en la “Era Pinotera” y todos quieren disfrutar una buena copa de esta uva seductora y romántica. Nuestra recomendación es animarse a realizar un maridaje con pizzas a base un mix de
Hongos; otra de jamón glaseado, ananá y menta fresca; y una muy innovadora con salmón ahumado y ciboulette.
En definitiva, la diversidad de pizzas nos lleva a ir más allá de las gaseosas o, incluso, las cervezas. Queda demostrado que el vino puede ser un partener perfecto, en sintonía con las elaboraciones tradicionales o con una vuelta de tuerca.