El sostenido incremento en la calidad de espumantes argentinos propició un notable aumento en el consumo. Más allá de degustarlo en ocasiones festivas, hoy pica en punta como aperitivo en una comida, para acompaña platos principales y hasta va de maravillas con diferentes postres. Es por ello que estos paladares vinófilos quieren servir «champagne» y tomarlo como corresponde, sin fallar en el intento.
A continuación, te ofreceremos un ABC de lo que NO debemos hacer a la hora de descorchar un buen espumante en tiempos en los que las ventas suben a tono con el epílogo del año y el advenimiento de otro nuevo.
1) Servir a temperatura incorrecta
No hay nada peor que tomar un espumante caliente. Si lo servimos fuera del rango recomendado, entre 5 y 7 grados o 6 y 8 grados, sentiremos muy desintegrado el alcohol y hasta podrían aparecer notas oxidadas, distorsionando sus características organolépticas originales.
Si, además, la botella de espumoso estuvo guardada en lugares cálidos, expuestos a la luz solar y las vibraciones, el corcho podría estar seco y, si se contrae, ingresaría oxígeno en el interior de la botella, favoreciendo la absorción de sabores y perfumes de otros alimentos circundantes.
Si, por el contrario, servimos el espumoso a temperaturas por debajo de los 5 grados o, incluso, a temperaturas bajo cero, no sentiremos sus aromas ni sus sabores. No sentir las bondades (siempre con moderación) de estos productos sería un pecado capital.
A modo de síntesis, guarden el espumante en un buen lugar con óptima humedad relativa (60% al 80%), sin exposición a la luz ni a los movimientos bruscos, en un rango de temperatura entre 12 y 14 grados. Si deseamos abrirlo, entonces, lo dejaremos un puñado de horas en la heladera, así se enfría como corresponde y lo bebemos en ese mismo día.
2) Hacer “boom” al abrir la botella
El famoso “reviente”, con su famoso ruido que nos recuerda a los corredores de Fórmula 1, puede sonar muy “cool”, pero no es conveniente. ¿Por qué? Principalmente, porque podemos lastimarnos y lastimar a otro. Desde lo técnico, una abrupta apertura podría propiciar una merma del gas carbónico, perjudicando la formación compacta de las siempre finas burbujas.
Por evitarlo, es fundamental poner el pulgar en la parte superior del corcho y no quitarlo hasta que esté suelto. Recomendamos, para sentirnos más seguros, tener una servilleta de tela entre el dedo pulgar y el corcho. Debemos girar de manera muy delicada la botella a fin de hacer más fácil la apertura.
3) Llenar completamente la copa
Hay varios motivos por los cuales no es aconsejable llenar «hasta el tope» la copa: tendríamos exceso de líquido, de alcohol, no sería protocolar y tampoco podríamos apreciar las características organolépticas del espumante.
Lo ideal es llenar un cuarto del contenido para que no se caliente el campagne y las burbujas puedan expresarse a flor de piel. Así, se mantendrá frío y podremos hacer un “refeel” más rápido.
4) ¿Inclinar la copa?
Hay diferentes puntos de vista aquí. La mayoría de los expertos recomiendan inclinar la copa ya que, de esta manera, quedan más burbujas en la bebida al crearse menor turbulencia. Si se sirve en forma vertical, el espumante choca con el fondo de la copa y se pierden muchas burbujas.
No obstante, hay otros especialista que sostienen que la forma correcta es con la copa apoyada sobre la mesa. Además, expresan que, técnicamente, se debe servir sin detenerlo, «con una sola parada», para que no se disipen las burbujas. ¿Qué técnica preferís?
5) ¿Copa flauta o copón?
Aquí tampoco hay acuerdo generalizado. Si bien las copas tipo flauta siguen siendo las primeras alternativas para servir un espumante, hoy la tendencia busca copones (para blancos o para tintos, dependiendo la voluptuosidad del espumoso) como recipiente. Aquí, entonces, no podríamos hablar de un error, sino de tradiciones y costumbres.
De todos modos, en la actualidad, muchos críticos consideran un “error” servir el espumoso en la “añeja” copa flauta, pues consideran que hay una cantidad muy pequeña de superficie expuesta al oxígeno y se pueden liberar menos ésteres a la hora de airear el líquido.
Por el contrario, si servimos el espumante en una copa de vino blanco, más amplia y ancha, según los anteriores expertos del mundo vínico, mejoraría inmediatamente la experiencia de degustación y comenzaríamos a pensar en las burbujas como un vino tranquilo.
He aquí, algunos consejos para disfrutar un espumante como se merece. En tiempos findeañeros, nada mejor que tener esto a mano para brindar por los buenos augurios con las burbujas refinadas brillando en nuestras copas. ¡Salud!