La llegada de los primeros calorcitos nos invita a tomar sol, disfrutar de paseos al aire libre y hacer ejercicio en espacios abiertos. El frío quedó atrás, como así también las comidas pasadas y calóricas. Para adentrarnos en una de las temporadas más lindas del año, te compartimos algunos consejos para elegir vinos y disfrutar de los mejores maridajes en primavera.
En materia vínica, empieza la temporada de vinos blancos y rosados. Ya no pensamos tanto en un Tannat o Cabernet Franc con crianza prolongada, sino en etiquetas frescas, frutadas, fáciles de beber y con poco tenor alcohólico. La imagen del tinto robusto al pie de la chimenea cambia por una copa ágil al borde de la pileta (siempre pregonamos beber con moderación).
¿En épocas primaverales es imposible pensar en vinos tintos? Claro que no, no los descartemos. Si somos tinteros, optaremos por exponentes con similares características a los blancos y rosés. Es decir, ligeros, tomables, con acidez vivaz y poca carga tánica.
Para acompañar estos vinos con menos cuerpo y liviandad en el paladar, nos inclinaremos por elaboraciones gastronómicas livianas. Nos despediremos hasta la venidera temporada invernal de los guisos, las carbonadas y los locros.
Picarán en punta, entonces, ensaladas, frutos de mar, pescados magros, carnes rojas y blancas magras, y pastas con salsas delicadas.
Entre las uvas ideales para esta temporada, en nuestro imaginario tinto están, indefectiblemente, Pinot Noir, Merlot, Malbec, Garnacha y la ascendente Criolla, reivindicada en estos tiempos.
A la hora de los blancos, Sauvignon Blanc, Chardonnay (sin paso por barricas), Torrontés, Pinot Gris, Viognier y Tocai se entenderán muy bien con platos ligeros o, incluso, serán un must como aperitivo.
La primavera es sinónimo, además, de vinos rosados al Estilo Provence. Poca coloración, agilidad en boca y una explosión aromática que nos llena los poros de frescura. Los rosés son versátiles y auténticos comodines cuando pensamos en maridajes.
Están muy de moda los rosados de Pinot Noir, Merlot y, por supuesto, Malbec, nuestro cepaje insignia. Son uvas que nos dan productos sutiles, delicados, amenos y lejos de la astringencia, que se entenderá mejor con platos de invierno.
Recomendaciones primaverales
Gastronómicos, tomen nota. A continuación, brindaremos maridajes bien primaverales, perfectos para disfrutar con la mejor compañía.
- Rosados y pechugas rellenas al horno. Es una opción saludable, súper freca y fácil de preparar. Una combinación sin demasiadas complejidades, versátil y agradable. La temperatura comienza a subir y nuestro cuerpo pide propuestas enogastronómicas divertidas y bien livianas.
- Vinos blancos y sushi. Un clásico de clásicos en esta temporada. Una combinación enjundiosa se da entre el Torrontés y este deseado bocado japonés. Una uva exótica, con acidez refrescante, que bajará el picor de cada una de las piezas a disfrutar.
- Espumosos y comida mexicana. Las burbujas también son protagonistas de esta temporada en la que el solcito nos empieza a broncear. ¡Qué mejor que acompañarlas con unas ricas fajitas mexicanas! Son prácticas, fáciles de preparar y se llevarán de maravillas con cualquier espumoso seco, que nos envuelva la boca con máxima frescura.
- Tintos y carnes blancas. Tapa a rosca, poco alcohol y pura frescura. Los denominados tintos primaverales o de verano van de la mano con preparaciones sutiles como un buen solomillo de cerdo o un pollo a las brasas. Si somos asadores, dejemos de lado, aunque sea por una vez, el enjundioso bife de chorizo o tira de asado.
- Blancos y rosados con pizzas. Quizás, la combinación más divertida de la primavera. Las nochecitas cálidas nos invitan a disfrutar de una rica pizza, liviana, en tándem con vinos bien dinámicos, frutados, sin miramientos ni complejidades.
- Blancos y rosados con ensaladas veraniegas. Las famosas ensaladas verdes, con alguna lonja de queso o un pescado magro, ideales para “llegar bien” a la playa, irán a la perfección con estos vinos descontracturados, pensados, incluso, para aquellos paladares que quieren acercarse al vino.
En definitiva, he aquí algunas opciones que nos harán pasar una primavera enogastronómica sutil, simple y refrescante. Optaremos, entonces, por vinos ligeros, sin paso por barrica y con una acidez presente, que nos darán sensación de pura frescura en el paladar. ¡Salud!