Compañero infalible en las mesas de los argentinos y embajador en cualquier latitud del mundo, el vino es más que sinónimo de celebraciones. Además de propiciar los vínculos y proporcionar satisfacción en cada sorbo, se ha convertido también en un producto muy beneficioso para la salud, siempre bebido con moderación y de manera responsable.
El líquido báquico es, en definitiva, alimento: tiene proteínas, hidratos de carbono, sales minerales, vitaminas y oligoelementos. Asimismo, un sinfín de investigaciones científicas afirman que el vino previene enfermedades cardíacas, digestivas, cognitivas y hasta circulatorias. Una o dos copas diarias son la medida suficiente para sostener estas aseveraciones.
No solo hace bien al corazón…
Los polifenoles, concentrados en el hollejo de la uva, semillas y escobajos (parte leñosa del racimo), le dan al vino su virtud de prevención cardiovascular. Así, encontramos fenoles, flavonoides, taninos, antocianos, flevanos, quinonas y el famoso resveratrol. ¿Por qué es siempre destacado? A continuación, la respuesta.
Investigadores de la Washington University School of Medicine de los Estados Unidos descubrieron que protege los vasos sanguíneos del ojo, que fueron dañados por el paso del tiempo.
Este prestigioso compuesto asociado con productos antiage resguarda al organismo de la angiogénesis anómala (formación de vasos sanguíneos dañados o anormales). Ello ha sido un importantísimo hallazgo que derivó en nuevos tratamientos contra la degeneración macular, enfermedad que afecta el centro de la retina.
Con vino vivimos más
Por otra parte, el vino previene la muerte súbita cardíaca. Según un estudio desarrollado por investigadores del Brigham and Women’s Hospital y el Harvard Medical School, también de Estados Unidos, el consumo moderado de alcohol es súper saludable para prevenir enfermedades cardíacas y la muerte súbita.
Sus informes previos corroboraron que los hombres que tomaban cantidades leves a moderadas de alcohol, presentaban un riesgo menor de sufrir una muerte súbita cardíaca, tema que los llevó a indagar si sucedía lo mismo con las mujeres. Los resultados comprobaron que aquellas que consumen una o dos copas de vino diariamente tienen un 46% menos de probabilidades de experimentar una muerte cardíaca repentina. De todos modos, para aquellas que beben tres o más copas por día, los riesgos aumentan, incluso con respecto a las personas abstemias.
Interesante es saber que, a partir de un informe publicado en el periódico inglés Clinical Science, el tratamiento crónico con epicatequina (polifenol del vino tinto) reduce marcadamente la presión sanguínea y mejora la disfunción endotelial, responsable de numerosas enfermedades como arteriosclerosis, hipertensión arterial y trombosis. Asimismo, este tipo de tratamiento podría prevenir el desarrollo de hipertensión y reduciría los primeros efectos asociados a la arteriosclerosis.
Vino contra el alzheimer
¿Hay más novedades para este boletín? Por supuesto. Científicos de los departamentos psiquiátricos de numerosas universidades alemanas informaron que el riesgo de contraer demencia y Alzheimer es un 30% más bajo para aquellas personas que beben entre una y dos copas al día con respecto a aquellas que no toman vino.
La contundente conclusión forma parte de un estudio para el que se siguió la evolución de 3.200 pacientes durante tres años. La mitad de este grupo era abstemia y casi ninguno bebía excesivamente (más de cuatro copas por día). Pasados tres años, solo 217 personas contrajeron demencia, y de esta proporción prácticamente ninguno era consumidor de vino. Por su parte, los efectos beneficiosos de los consumidores eran muy evidentes en aquellos que lo bebían a diario.
Más precisiones obtuvieron los científicos del University Hospital de Zurich, Suiza, que iniciaron una investigación a partir una comida muy contundente: fondue de queso. En la nación alpina, este plato se marida con vino blanco o té y, por ende, el objetivo fue saber cuál de estas dos bebidas favorecía la digestión.
¿Cuál fue el resultado? Encontraron que el vaciamiento gástrico era significantemente más lento cuando la fondue se acompañaba con vino, lo que significa que los nutrientes son incorporados de manera lenta al sistema y que el cuerpo recibirá la energía de forma más efectiva. Los investigadores también afirman que si la gente consume vino con las comidas, el apetito tiende a cerrarse, por lo que los consumidores son menos propensos a ganar peso que los abstemios.
Consejos para una vida sana
Hemos enumerado los grandes beneficios del vino para la salud, corroborados con evidencia científica. Pero, en síntesis, ¿Cuál es la cantidad de vino que se recomienda tomar para no afectar nuestro organismo? Una copa de vino equivale a 100 mililitros de alcohol. Por ende, el consumo recomendado es de hasta dos copas por día en el caso de las mujeres y hasta tres para los hombres. Teniendo esto como límite, estaríamos dentro de los parámetros de consumo responsable que no afectan la salud e, incluso, nos traería consecuencias fructuosas.
En BordeRío nos sumamos al consumo moderado y responsable y te compartimos algunos consejos para disfrutar el vino en su justa medida.
- En fiestas o celebraciones especiales, es importante no superar las cuatro copas de vino.
- Bebé de manera lenta y pausada. Disfrutá con tiempo y tranquilidad cada sorbo, afín de reconocer y distinguir las características organolépticas de cada exponente.
- Para incrementar el placer de la degustación, conocé de antemano el vino que beberá, su composición técnica y lugar de origen.
- Seleccioná el vino que mejor acompañe y complemente la comida.
- Es aconsejable consumir con regularidad pequeñas cantidades de vino a un consumo esporádico de grandes cantidades.
- Por cada copa de vino, bebé dos vasos de agua.
- Si vas a beber vino, ingerí algún alimento.
- Si tomarás vino, procurá que sea el único tipo de bebida alcohólica. Evite mezclar con destilados o afines.
- Si vas a tomar vino, designá siempre un conductor responsable.