Todos sabemos que muchos vinos pasan por un proceso de crianza o envejecimiento en barricas de roble. La imaginación del hombre muchas veces encuentra modos inusuales de hacerlo.
La crianza de un vino en roble o en madera, o simplemente en tanques de acero inoxidables con sus lías (o no) es un elemento extra en la vinificación para aportarles mayor estructura y complejidad, a la par que se le suman posibles años de vida una vez embotellados.
La crianza más conocida es la que se realiza en recipientes de madera: barricas, toneles, cubas, etc. Generalmente estos recipientes se elaboran con roble, y de acuerdo a su tostado (proceso con fuego que se requiere para su armado) le otorgan al vino diversos aromas y fuerza gradual. Basta con mirar en la etiqueta del vino los detalles y conoceremos cómo ha evolucionado los últimos momentos de su vinificación.
En la carrera de proponer valores plus a sus vinos, algunos productos llevan procesos de envejecimientos bastante inusuales, en donde materiales poco convencionales y, muchas veces excéntricos, conviven con ellos antes de ser embotellados. Veamos algunos ejemplos:
Vino con ascenso meteórico
Hay un Cabernet Sauvignon llamado «Meteorito», creado por el inglés Ian Hutcheon, quien ha optado por sumergir en el vino un trozo de meteorito de 4.5 mil millones de años procedente de Marte. En 2012 Hutcheon se largó a la aventura de criar su Cabernet en barricas de roble agregando trozos de meteorito. Según lo describe en sus catas regulares, esto hace que el vino tenga un sabor mucho más vivo.
Anforas
Si bien no son nada novedosas, ya que se utilizaban en la antigüedad, las ánforas, recipientes de poco volumen realizados en arcilla o en piedra, han regresado a algunas bodegas para participar en la etapa final de la elaboración de vinos. El equivalente moderno de estas ánforas podrían ser los recipientes de hormigón o de acero. Con ellos se busca preservar la fruta sin agregar notas de la madera.
Bajo el mar
En Noruega se utiliza un método que combina altura, humedad y movimiento. Las barricas de madera se tiran al mar y son arrastrados por barcos desde Noruega a Australia varias veces, atravesando en varias ocasiones la línea del Ecuador (dicen que ese es el mayor secreto). El movimiento constante, la humedad y la temperatura cambiante hacen que la maduración del vino contenido en esas barricas sea mucho más rápida.
La madera en diversos formatos
No solo las barricas son utilizadas para el envejecimiento de un vino con madera, sino que también se han creado otras maneras de que el roble intervenga en su crianza.
Oak Bottle
Inventada por el empresario canadiense Joel Paglione, en el mercado se puede conseguir esta botella realizada íntegramente con roble. Paglione asegura que si uno pone vino básico en su interior, la oak bottle reproduce los efectos del envejecimiento en roble obtenidos en una crianza de varios meses en una barrica, en tan solo un día. No solo se pueden dar envejecimientos express a vinos, sino que también se puede utilizar para potenciar los aromas de destilados: whiskys, coñacs, tequilas, vodkas y ginebras.
Madera sí, pero directamente dentro de la botella
Los chips, o virutas son reconocidos en la elaboración de vinos para otorgarles caracteres especiales, como les daría un envejecimiento tradicional en barricas, pero mucho más rápido y de manera más económica. ¿Y qué sucede cuando se ponen directamente en la botella? No es una práctica muy utilizada ya que puede ser muy invasiva para el vino.
El Whisky Elements
Se trata de un palito de madera marcado mediante láser que fue diseñado para colocarse dentro de la botella o de un decantador de whisky o de vino. Al mejor etilo varita mágica, este palillo produce un efecto denominado transpiración acelerada a través de la acción capilar, otorgando las propiedades de un envejecimiento en barricas en tan solo unos minutos. ¿Magia o puro bla bla?
Maduración caliente
En la isla de Madeira existe un método de envejecimiento de vinos muy original, que fue empleado históricamente para protegerlos luego del clima tropical. Hoy en día se mantiene el proceso a través de dos técnicas: Canteiro (dejar el vino en estantes, llamados canteiros, en las cálidas buhardillas de los distribuidores, algo que no se debería reproducir en casa, sin controles enológicos) y Estufa (se inyecta el vino en contenedores de metal inoxidable que están ateperados). En ambos casos se expone el vino a temperaturas elevadas por diversos lapsos de tiempo.
Estilo naufragio
La suerte de quienes buscan tesoros bajo el mar ha hecho que se hallaran sepultadas en el océano muchas botellas de vino que estaban en barcos que naufragaron hace muchísimos años. Al comprobar que esos vinos y espumantes envejecieron mejor que sobre la superficie, algunas bodegas comenzaron a utilizar el método de inmersión bajo el mar de sus productos.
Todas estas opciones son válidas, aunque muchas de ellas no se practican de manera masiva por sus costos o simplemente porque pueden no ofrecer los resultados esperados en los envejecimientos tradicionales de los vinos.