Se acerca el año nuevo y todos levantamos nuestras copas en pos de buenos deseos. Pero, ¿por qué lo hacemos? ¿Cuál es la verdadera historia del famoso “chin chin”?
Faltan apenas unos pocos días. La cuenta regresiva ya ha comenzado. El 2019 se cae del calendario para darle la bienvenida al flamante 2020. Momento de deseos, buenos augurios, pedidos de amor, salud, plenitud y bienestar. Por supuesto, rodeado de los más íntimos amigos, familiares y afectos.
Cuando sean las 23.59 del 31 de diciembre, las copas burbujeantes empezarán a llenarse para que a las doce de la noche, en punto, se choquen al compás del “¡Feliz Año Nuevo!”. El brindis es, sin duda, el instante cúlmine, el símbolo universal que gira alrededor del mundo. Pero, ¿cuál es el origen del “chin chin”? ¿De dónde viene esta tradición?
Las teorías son bastante disímiles. Al igual que la leyenda del Champagne y las bebidas fortificadas, los historiadores han propuesto interesantes explicaciones alrededor de este tema. Lo que es cierto es que el término “brindis” proviene de la expresión alemana “bring dir’s”, que significa “yo te lo ofrezco”, pero que no aparecería hasta siglos después del inicio del hecho de brindar.
Si nos remontamos imaginariamente a la Antigüedad, un sinfín de películas, libros y cuadros retratan lo que sucedía en los memorables banquetes que celebraban las familias más adineradas de la Antigua Grecia. Destacados historiadores remarcan allí el origen del brindis, en el Siglo IV a.C. En aquel entonces, los anfitriones de aquellas comidas opíparas alzaban la copa y daban el primer trago en señal de confianza de que las bebidas de sus invitados no estaban envenenadas.
Este gesto de cordialidad por parte del anfitrión era súper importante en una época en la que matar a los enemigos envenenado sus copas era “moneda corriente”. De todos modos, no se trata del único motivo por el que se vincula la tradición del brindis con la Antigua Grecia, donde los banquetes eran tan numerosos que dueños de casa e invitados levantaban sus copas como llamamiento a los criados para solicitar más bebida.
A tono con la teoría del envenenamiento, aparece la premisa de que la tradición de brindar nació en la Edad Media, época en la que deshacerse de los enemigos más molestos a través de la bebida seguía siendo una técnica cotidiana, ¡Parece mentira, pero fue real!
Entonces, nacería la tradición de chocar las copas, ya que al hacerlo el líquido de ambas copas se entremezclaba y era símbolo de que ninguna contenía veneno. Corrían tiempos de extrema desconfianza.
Sin embargo, esta no es la única explicación que se puede escuchar o leer para el choque de las copas. Según la mitología griega, el Dios del Vino, Dionisio, también conocido como Baco en la cultura romana, creía que al beber vino todos los sentidos se activaban a excepción del oído, por lo que “creó el brindis” afín de activar este último sentido gracias al ruido que producen las copas al unirse.
Y hay más novedades para este boletín. Por último, y regresando al origen de la palabra brindis, se encuentra la teoría más aceptada por los historiadores, que sitúa los albores de esta tradición en el siglo XVI, durante la victoria del ejército de Carlos V sobre la ciudad de Roma. El 6 de mayo de 1527 las tropas tomaban Roma, un saqueo que se entendió permitido por Dios en pro del bien de la Cristiandad y por el que las tropas debían ofrecer esta victoria a Dios. Este hecho no sería novedoso, pues tradicionalmente se ha ofrecido a los dioses sangre o vino a cambio de un deseo o en señal de respecto.
Una constumbre que perdura en el tiempo: ¡Salud!
Lo verdaderamente importante de esta victoria de Carlos V es que no solo simboliza el comienzo de la expresión brindis (bring dir’s) y el hecho de alzar las copas, sino que se asocia por primera vez la tradición de brindar a la celebración y no a sacrificios ni pruebas de confianza. Una tradición, la de celebrar brindando, que sigue muy vigente en la actualidad y que repetiremos en estas Fiestas para celebrar la llegada del 2020. ¡Salud!