En la semana del enólogo y enóloga (celebramos su día el 7 de septiembre), Mariela Ardito hace honor a su noble profesión. Lúdica, amena, apasionada, didáctica y con un sinfín de conocimientos sobre terruños, regiones vínicas y elaboración, escucharla es un auténtico deleite para los sentidos.
Esta investigadora y viajera incansable (acumuló millas y anécdotas invaluables en Ribera del Duero y Europa del Este), deja su impronta en los cada vez más salientes vinos BordeRío, bodega que no deja de sorprender a partir de sus blends plenos de carácter y personalidad.
Sin embargo, va más allá y apuesta a la consolidación de Entre Ríos como provincia vínica. La también destacada ingiera agrónoma propone una reivindicación regional ya iniciada por estos pagos y un reconocimiento enológico general, otrora injustamente empolvado en los libros de Historia.
Charla íntima
A corazón abierto, Ardito nos regala conceptos enjundiosos, en perfecta sintonía con los vigorosos vinos que elabora en nuestro Litoral.
Hay una interesante camada de mujeres winemakers en destacadas bodegas. ¿Qué le aporta la visión femenina a la enología?
En los últimos años se ha incrementado e, incluso, igualado, la participación de las mujeres en la elaboración de vinos. El aporte femenino en la industria está directamente vinculado con el aumento de la sensibilidad, la sutileza y la creatividad.
Las mujeres somos muy innovadoras, sensibles y abrimos el abanico sensorial, algo fundamental a la hora de, por ejemplo, seleccionar uvas o crear cortes específicos.
¿Cómo es el estilo de vinos de Borderío? ¿Qué buscás en cada expresión varietal?
Nuestro objetivo es resaltar al máximo la expresión de cada varietal en nuestro terroir. Es decir, respetamos la tipicidad varietal, en pos de encontrar la mejor versión en el lugar de origen. Consecuentemente, obtenemos vinos muy concentrados, con colores intensos, en los que se destacan las notas primarias frutales.
Es importante, además, destacar que apostamos muy fuertemente a los blends (vinos de corte), que nos han dado óptimos resultados. Todos nuestros vinos Reserva son cortes, pues observamos que las variedades utilizadas se complementan a la perfección.
¿Cuáles son los cepajes que mejor se adaptan al terruño entrerriano?
En estas latitudes se dan muy bien los cepajes Syrah, Merlot, Cabernet Franc y el siempre emblemático Malbec.
¿Cómo se da nuestro varietal insignia en Victoria?
Aquí, el Malbec tiene muy buena expresión y concentración. De hecho, nos ha dado óptimos resultados. Siempre hemos trabajado esta variedad con mucha dedicación, fundamentalmente, controlando la parte de extracción durante la vinificación. Si bien no obtenemos un Malbec clásico de la Primera Zona de Mendoza, es un exponente que nos brinda excelentes características.
Teniendo en cuenta latitudes y altitudes similares con Uruguay, ¿el Tannat puede ser emblema de la viticultura de Entre Ríos?
No. Más allá de la latitud y la altitud, es fundamental tener en cuenta las características del suelo, que en Entre Ríos son muy diferentes a los que encontramos en Uruguay. También son disímiles las temperaturas, los vientos y las direcciones en las que corren. Por ello, el Tannat no podría ser emblema de esta región. Por otra parte, se competiría con un varietal muy bien logrado en nuestro país vecino y, en el imaginario colectivo, la comparación sería inevitable.
En definitiva, Entre Ríos tiene que buscar una identidad propia, que puede ser de la mano de los blends o de un estilo de vino definido, no necesariamente atado a un varietal. Lo que sí puedo afirmar es que no nos distinguiremos por el Tannat.
¿Qué cepaje te gustaría trabajar a futuro?
Sería un muy lindo desafío elaborar un Petit Verdot de Entre Ríos.
¿Cuál es el potencial de los vinos blancos en esta región?
En este terruño, los blancos tienen un muy buen potencial, sobre todo, aquellos elaborados a partir de uvas de ciclo corto. Por supuesto, debemos tener la tecnología adecuada en la bodega para poder llegar a buen puerto. Si bien en la región Litoral aún no está muy desarrollado el tema del equipamiento, en BordeRío contamos con las mejores herramientas tecnológicas, que nos permiten trabajar de la mejor manera posible.
¿Cuál sería el maridaje ideal entre un vino de BordeRío y un plato gastronómico local?
Nuestro plato emblema es el costillar. Es magnífico y simboliza la excelsa calidad de las carnes rojas de nuestro Litoral. Párrafo aparte, además, para las empanadas. Nuestros vinos son muy concentrados, con buena presencia de taninos y, por ende, se entiende de maravillas con la parte grasosa de las elaboraciones a base de carnes asadas.
¿Hacia dónde va la viticultura de Entre Ríos, relegada durante décadas?
Va hacia un autodescubrimiento. Si bien somos punta de flecha, pues no solamente hemos apostado a la plantación en la región, sino también a armar una bodega con la mejor tecnología que hay en el mercado, es necesario realizar un trabajo colectivo. BordeRío ya marca tendencia y promovió el resurgimiento de la vitivinicultura en Entre Ríos. Sin embargo, una bodega sola no puede con todo.
Debemos propiciar una construcción colectiva. Nuestros viñedos están en Victoria, pero esta localidad no puede ser representativa de todo lo que suceda en materia vínica en Entre Ríos. Por ende, es fundamental el aporte y crecimiento de todas las bodegas, y la formación de organismos independientes que construyan la identidad de la región.
Entre Ríos tiene un excelente potencial, acompañado incondicionalmente por el turismo. El público viene a la bodega para pasarla bien, disfrutar de un día maravilloso, comer rico y tomar buenos vinos. No ofrecemos vinos que el consumidor irá a buscar a las góndolas de los supermercados. Por ello, el turismo es nuestro gran aliado. Debemos desarrollar de manera consciente, sostenida y solidaria de la región, junto a otras bodegas, compartiendo vivencias y experiencias únicas, a tono con la filosofía de nuestra bodega.