Hielo al vino, ¿sí o no? ¿Refresca el líquido o es un sacrilegio? He aquí una gran cuestión, que aún se sigue debatiendo, más aún en estas épocas veraniegas en las que el consumidor prefiere beber una copa bien fresca.
Ojo, no congelemos la bebida, pues perderemos la expresión de los aromas y el sabor. No podremos apreciar de manera atinada las características organolépticas.
Entonces, ¿cómo cerramos el debate del hielo en el vino? Hay un sinfín de estilos y cada vino debe servirse a su temperatura correcta para poder catarlo con propiedad. En tiempos estivales, pican en punta los blancos ligeros, que se sirven entre 8 y 10 grados. También sobresalen los tintos de verano (12 a 14 grados) y los siempre refrescantes espumosos (5 a 7 grados). Hay más tipos de vino, que también tienen su rango indicado en el termómetro, pero lo profundizaremos en otra oportunidad.
Hoy, el calor aprieta, sentimos que se nos quema la piel y queremos disfrutar una copa fresca. Lo ideal, entonces, sería respetar las reglas mencionadas. Sin embargo, algunos paladares buscan mayor frescor y apuestan por el hielo.
Los especialistas más teóricos dirán “No” al hielo en el vino. Los críticos con mayor flexibilidad asegurarán, en cambio, que es viable en “algunas circunstancias”. Dos cubitos para refrescar durante cinco minutos y, luego, se retiran para no perjudicar el líquido.
Lo cierto es que el hielo no tiene que aguar el vino. El riesgo de encontrar un producto aguachento está latente. Nuestra recomendación (haciendo la salvedad de que cada uno bebe el vino de la manera que más le plazca) es refrescar el vino en una frapera antes de beberlo o, incluso, refrigerarlo en la heladera unas horas antes. Tomar un vino caliente es desagradable, pero tomarlo con sensaciones aguadas, también nos genera distorsión palatina.
¿El vino se debe beber más frío en verano?
En realidad, no necesita diferentes temperaturas según la estación del año. La época del año, en definitiva, no tendría que influir en la temperatura a la que tiene que servirse el vino. Tendría incidencia en la medida que no consigamos las herramientas necesarias para mantener la temperatura correcta.
Más allá de esto, en verano muchos paladares buscan beber los vinos bien fríos y, más allá de tecnicismos, sobre gustos no hay nada escrito. ¿Algunos disfrutan hasta un tinto helado? Sí y es válido.
En estas líneas siempre respetamos las preferencias del consumidor y los alentamos a disfrutar el vino como fuere (con moderación y responsabilidad). Eso sí, a modo de conclusión, hacemos hincapié en servir el vino en su temperatura indicada para catarlo como indican los manuales y sí evitar que la versión on the rocks nos aguachente el brindis.