A modo de ping pong, verdades y falsedades sobre la bebida más noble de todas.
El vino es una bebida llena de mística, leyendas y tradiciones. Es Historia pura. Brebaje milenario que despierta pasiones en todas las latitudes, atesora un sinfín de virtudes y beneficios (siempre entendiendo el consumo responsable), pero, también fake news que no son reales.
Veamos qué es real y qué es falso.
El vino tinto es antioxidante. Verdadero. El líquido báquico contiene antioxidantes que ayudan a mejorar el colesterol y a mantener una presión arterial estable. De todos modos, beber en exceso contrarresta estos beneficios. Por ello, es fundamental disfrutar el vino con moderación.
El vino se bebe a temperatura ambiente. Falso. Es uno de los mitos que aún sigue vigente. En realidad, cada estilo de vino debe degustarse a una temperatura específica. En general, blancos ligeros se toman en un rango entre 8° y 10°, blancos con volumen entre 10° y 12°, tintos ligeros entre 12° y 14°, tintos de cuerpo medio entre 14° y 16° y tintos con estructura entre 16° y 18°.
El vino mejora el colesterol. Verdadero. Una copa de vino mantiene el colesterol en un rango saludable y propicia una reducción del riesgo de enfermedad cardíaca. Según un estudio médico, el vino tinto aumenta el colesterol bueno (HDL).
El vino se pone mejor con los años. Depende. Es muy común escuchar la frase “Sos como el vino: con el tiempo, te ponés mejor”. En realidad, hay vinos elaborados para beber en el año, otros con potencial de guarda medio y grandes vinos elaborados para perdurar durante décadas.
El vino disminuye la presión arterial. Verdadero. El alcohol, en su justa medida, tiende a relajar a las personas y disminuye la presión arterial, si bien es solo por un período corto de tiempo.
Mientras más caro sea el vino, es mejor. Falso. “El mejor vino es el que más te gusta” es la frase que desmitifica que el vino más oneroso es el mejor. Lo importante en una etiqueta es que, sea del segmento que fuere, tenga una óptima relación precio/calidad.
El vino reduce el riesgo de ataque cardíaco. Verdadero. Consumido siempre en cantidad moderada, el vino tinto ayuda a prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
La copa no influye en el sabor del vino. Falso. La copa es determinante. Una buena copa hará que un vino luzca en todo su esplendor todas sus características organolépticas. Cuando servimos un vino en copa, se oxigena y produce una mayor acentuación de aromas y sabores. El oxígeno, en definitiva, hace que se expresen las notas aromáticas y la forma de la copa influye de manera directa en el lugar donde el vino llega en la boca, resaltando acidez, sabores frutales o astringencia, según la variedad.