Aspectos desconocidos del Vino Syrah que te sorprenderán

En nuestra cada vez más completa y compleja Argentina vínica, hay cepajes que en el último decenio picaron en punta. Tendencias que se hicieron sentir con fuerza en el mercado, lo cierto es que diversas uvas han despertado con creces el interés de los wine lovers.

Con Cabernet Franc como punta de lanza, hay un gran furor, también, por los vinos elaborados a base de Criolla, Tannat, Petit Verdot o Pinot Noir.

¿Y qué pasa con el Syrah? Es preciso reivindicar esta cepa tan añeja como misteriosa y seductora, que nos brinda exponentes con carácter, personalidad y estirpe única.

Entre sus virtudes, destacamos que es muy versátil, pues no reviste problemas para su cultiva y, cuando se controla de manera atinada desde el viñedo, ofrece en la copa tonalidades violáceas con matices profundas, un abanico sorprendente de aromas, gran textura y un sinfín de sabores. Además, dependiendo de la elaboración, nos encontraremos con vinos aptos para una muy prolongada guarda.

Más allá de sus infinitas bondades, los winemakers tienen que estar muy atentos, pues es una cepa vulnerable al “decaimiento”, enfermedad que mina la planta y su fruto hasta causar su muerte (no se tiene certeza del origen). Ello se caracteriza por la aparición de grietas en la zona de injerto de la vid y posterior enrojecimiento de las hojas, lo que podría confundirse con la llegada de la estación del otoño. Además, la uva Syrah es sensible a la botrytis, hongo que ataca al viñedo, al que afecta en sus órganos aéreos.

Tomando estos recaudos, estamos en presencia de una uva camaleónica, que se adapta a la perfección a una enorme variedad de suelos y climas, modificando hasta su nombre para expresar mejor las características del terroir.

En el Viejo Mundo Vitivinícola, con Francia como estandarte (la región del Rhone es la gran cuna), se la conoce como Syrah. Mientras que en Australia, donde la adoptaron como cepa emblema, y algunos países del Nuevo Mundo, se denomina Shiraz. ¿Por qué? Porque evoca a los legendarios vinos de Shiraz, en Irán, que fueron muy simbólicos en la antigüedad. De hecho, hasta nuestros días existe el debate en relación al origen de esta uva, que, para algunos autores procede de la Mesopotamia asiática, llegando a tierras galas durante las cruzadas medievales.

Carácter único

Syrah da vinos que encandilan a los paladares de todas las latitudes. Independientemente que vengan de zonas frías o cálidas, son un elixir sus taninos firmes pero redondos, su textura densa y pigmentación intensa y brillante y sus inconfundibles aromas especiados (pimienta, canela, clavo de olor), de regaliz y frutos negros, que evolucionan hacia la compota con el devenir de los años. Si los caldos pasan por barricas, el bouquet se complementa de maravillas con notas de vainilla y chocolate.

En términos generales, los Syrah de regiones frías se traducen en vinos más terrosos y ahumados, con buen cuerpo, aunque sedosos y muy refinados. Sobresalen los toques florales, de cerezas negras, grosellas y moras. Por supuesto, la especia siempre está presente, en especial la pimienta negra del Valle del Rhone. Aquí, el carácter es algo balsámico y “aceitunado”, bastante tánico, con touchs de trufa y, a veces, brea.

¿Podemos blendear al Syrah? Sí, desde luego. Se entiende de memoria con Cabernet Sauvignon y Merlot para redondear el paladar de los vinos y mejorar la estructura. En Australia, España y Francia, se la combina con Mourvedre (Monastrell) y Garnacha.

Hogares del Syrah

Más allá de las leyendas del posible origen de Medio Oriente, la cuna de este cepaje es el Valle del Rhone, Francia, donde tienen origen los multipremiados vinos de Chateauneuf-du-Pape, Cote Rotie y Hermitage, con sus mágicos cultivos sobre las laderas y pendientes altas que contribuyen a la concentración de sabores.

En España, hoy el Syrah no solo es moda, sino que llegó para quedarse, dando a entender que se siente muy bien en el Mediterráneo, aunque también sorprende en las zonas de clima continental. Sa da en Baleares, Murcia, Cataluña, Castilla La Mancha, Aragón y la Comunidad Valenciana, en donde se expresa a través de vinos con notas destacadas de bayas maduras y especias, siendo amplios y fáciles de beber.

En los Estados Unidos, por su parte, lo encontramos en las subzonas más frescas del estado de Washington, en tanto que en California se hizo popular gracias a los “Rhone Rangers”, grupo de viticultores que promovieron la introducción y cultivo de las variedades del Rhone en el oeste norteamericano.

Sinónimo de máxima calidad en Australia, donde es la cepa más plantada con epicentro en Barossa Valley, también tiene muy buena presencia en Chile, Sudáfrica y la Argentina, donde en la región de Entre Ríos se da cada vez mejor.

Ejemplo de ello es el vino Injusto Syrah, de Bodega BordeRío, que viene de un terruño con textura franco arcillosa, pluviometría natural, largas horas de sol y trabajo de un equipo, que da como resultado un producto con un color rojo violáceo intenso, con una nariz que se destaca por sus sutiles notas florales y frutos rojos. En boca es suave, delicado, con tipicidad varietal, expresada a través de dejos de frutos frescos y pimienta en un final muy prolongado.

La hora del maridaje

¿Con qué armonizamos el Syrah? ¿Con qué platos combina de maravillas? Hemos mencionado que da vinos muy versátiles, afines a un sinfín de elaboraciones desde sabores más simples y sin grandes pretensiones, hasta platos de mayor complejidad.

La realidad es que cuando pensamos en Syrah nos lleva a platos con buena intensidad. Syrah es sinónimo de especias, notas ahumadas y mentoladas, frutos negros y taninos presentes, con envolvente acidez.

Ello nos hace pensar en un enjundioso Syrah en tándem con quesos curados, embutidos de res, pato, ganso, cochinillo asado, guisos, carnes de caza y el máximo elixir: cordero.

Es también moda en el mercado el vino rosado de Syrah. Frescos, ligeros o de cuerpo medio, los recomendamos con picadas de campo, carnes blancas, pinchos de pollo en salsa agridulce, risottos a base de champiñones, berenjenas a la plancha y mix de legumbres.

Y ustedes, ¿con qué maridarían al Syrah? ¡Salud y hasta la semana que viene!

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