6 herramientas básicas que todo Sommelier debe tener

Dominando el Arte de la Cata y el Servicio del Vino

Todo médico lleva consigo su termómetro. Un arquitecto siempre anda con planos bajo el brazo. El abogado tiene todos los días el peso de la Ley en su haber. Mientras que un contador anda con libros contables de aquí para allá.

Cada profesión tiene sus propios códigos y herramientas imprescindibles. En el mundo de la sommellerie pasa lo mismo. ¿O, acaso, un sommelier puede prescindir de un sacacorchos? Eso, jamás.

Más allá de este utensilio que es prácticamente la extensión de su brazo, hay todo un equipamiento básico detrás, que debe estar sí o sí en catas, presentaciones, comidas maridadas y todo encuentro en el que el vino sea protagonista.

¿Quieren conocer las herramientas imprescindibles? ¡Aquí vamos!

Sacacorchos profesional. Conocido en la jerga con el nombre de “dos tiempos” o “dos pasos” y con cuchilla, es un elemento clave, pues permite abrir las botellas de vino de manera atinada. Es importante cortar la cápsula siempre por debajo del segundo gollete o ranura para impedir que el aluminio de la cápsula caiga dentro de la botella.

Opción B: sacacorchos eléctrico (a pilas). Es más snob y moderno, pero es súper efectivo. ¿La contra? Es más costoso.

Decantador. Objeto que toma protagonismo a la hora de descorchar vinos tintos añejos, enjundiosos o con muy buen potencial de guarda. Cumple doble función: que los vinos se aireen o “respiren” con antelación, antes de ser catados, y elimina sedimentos, que se forman con el paso del tiempo.

Un vino que merece ser decantantado, por ejemplo. es el Injusto Reserva Blend de Malbec y Cabernet Franc, de Bodega BordeRío. Intenso, complejo y sofisticado, es un exponente con marcadas notas de frutos rojos y pimienta, amalgamadas a la perfección con aromas de vainilla y ahumado, propios de la crianza en barricas. En boca es voluminoso, con taninos dulces, equilibrada acidez y prolongado final.

Servilleta de tela. Denominado “cristal”, ayuda a eliminar impurezas de la botella una vez abierta. Suelen ser de color blanco o negro.

Copa de cata para testeo. Una vez abierto el vino, la primera copa se la sirve el sommelier en una propia copa para asegurarse que no haya ningún tipo de defecto (olor a corcho, brett). Si este gran comunicador del vino da el visto bueno, avanzaremos con la degustación.

Fraperas. Un sommelier debe contar que los famosos baldes para enfriar, principalmente, vinos blancos, rosados y espumosos. Agua más hielo, la fórmula perfecta para brindar un servicio del vino a temperatura correcta.

Uniforme. La figura del sommelier es muy distinguida, fundamentalmente en restaurantes. La buena presencia es un factor que no se negocia. ¿Cómo lograr elegancia? Estando bien aseado, con ropa prolija (formal, pero con estilo) y con el clásico delantal como marca registrada.

¡Importante! El sommelier debe estar cómodo a la hora de realizar el servicio.

Como verán el sommelier necesita equiparse para que la experiencia del vino sea de auténtico disfrute (con moderación y responsabilidad), sin dejar ningún detalle de lado.

Y ustedes, queridos lectores, ¿conocían las herramientas del sommelier? ¡Los leemos!

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