Aniversarios, cumpleaños, celebraciones especiales, festividades, graduaciones, nacimientos y conmemoraciones únicas. Cada uno de estos momentos de buenaventura nos invitan a brindar con un espumoso. A hacer un chin chin burbujeante por la vida, por los buenos augurios, por la salud y por todo lo óptimo que vendrá.
Siempre que suceden cosas lindas, tenemos la costumbre de festejar y brindar con un vino espumoso. Pero, ¿por qué lo hacemos? ¿De dónde viene esa tradición que ha trascendido generaciones, idiomas y fronteras?
Existe varias teorías en relación al origen de esta historia, que se ha nutrido a través de los años de mitos, leyendas y datos verosímiles. Las hipótesis son variopintas. ¿Cuál es la verídica? Lo dejamos a vuestra imaginación.
1. Todos los caminos conducen a Roma
En primer lugar, a tono con una añeja frase, todos los caminos conducen a la Antigua Roma. Allí se vivieron grandes celebraciones conocidas como bacanales, en homenaje al dios Baco o Dionisio como se lo conocía en la Antigua Grecia. Era un auténtico festín de comidas y bebidas en el que no había límites (de hecho, los excesos estaban a la orden del día).
Además, los romanos celebraban las denominadas Vinalis, en honor a Júpiter y Venus, pues les pedían protección para sus huertas, viñedos y vendimia.
Así, una de las hipótesis más tradicionales y comentadas indica que el acto de brindar se inició con la finalidad de que algunas gotas de vino pasaran de una copa a otra. En una época en la que el envenenamiento era moneda corriente, fundamentalmente en las clases sociales altas, hacerlo daba total confianza a los bebedores. De todos modos, teniendo en cuenta la cantidad de toxina necesaria para envenenar a una persona, es muy probable que con esta acción no se llevase a cabo el objetivo.
2. Llamado de atención
Una segunda teoría sostiene que la costumbre de chocar las copas tuvo su origen a partir de un llamado de atención a los sirvientes. Era una señal de que tenían que llenar de nuevo la copa con vino porque estaban vacías. Algo, como bien sabemos, imperdonable en el servicio actual.
Asimismo, el sonido del chin chin daba una sensación de pleno deleite auditivo a la hora de beber el vino, lo que completaba de maravillas el goce de la bebida más noble de todos, despertando todos los sentidos.
3. Otra teoría del año 1527
Por otra parte, destacados historiadores afirman que el brindis tuvo su puntapié inicial en tiempos más cercanos. Según investigaciones, en 1527 las tropas de Carlos V ingresan de manera victoriosa en Roma, derrotando a la Liga del Cognac. Para celebrar este acontecimiento, los altos mandos militares llenaron sus copas, las alzaron al frente y pronunciaron los términos “Ich bring dir´s”, que se traduce como “Yo te ofrezco”. Así, el acto de brindar quedó establecido como un hecho indispensable para celebrar triunfos.
4. Francia y el champagne
Adentrándonos específicamente en el brindis con Champagne, debemos remontarnos al Siglo XVIII cuando apareció el más famoso de los vinos espumosos en la región más septentrional de Francia. Esta bebida rápidamente conquistó los paladares de la nobleza gala y en 1728 el rey Luis XV decretó que solo los vinos de Champagne podían enviarse a la corte en botellas de vidrio, lo que terminó de impulsar el vínculo de esta gran bebida burbujeante con la nobleza.
En la segunda mitad del Siglo XIX, el incremento de la oferta y la mejora de los canales de distribución en el mundo, hicieron del Champagne un producto de lujo, que la clase media alta podía costear sin problemas.
De este modo, la excelsa campaña de marketing promovió la asociación de las burbujas con momentos de celebración. A modo de ejemplo emblemático, se hizo costumbre que en eventos deportivos de automovilismo, como la Fórmula 1, se celebrase en el podio con Champagne.
Además, en el cine de Hollywood contribuyó firmemente con esta campaña, utilizando figura de la talla de Marilyn Monroe y Sofía Loren.
Como fuere, entre leyendas y verdades, la tradición de brindar en celebraciones con Champagne o vino espumoso se cimentó en pequeños pasos a través de la Historia. Por ello, hoy disfrutamos de esta bebida que nos alegra y nos hace pedir por los buenos deseos. ¡Salud!