Tomar vino hace bien, no solo se lo digo yo.
Esta frase tiene muchos tintes de subjetividad y de opinión, ya que soy amante de la bebida, sin embargo, en las siguientes líneas voy a intentar introducirlo en lo que la ciencia sabe acerca del vino y la salud. Además de lo gustativo, las bondades son muchas y variadas, pero solo si el vino es bebido con moderación y respeto. ¿Cuáles son las ventajas sobre la salud? El vino, nuestro cuerpo y las ventajas de ser un enófilo en la nota de hoy.
En primer lugar le voy a contar algunas de las bondades para nuestro cuerpo luego de beber vino en dosis moderadas por largos períodos de tiempo. El alcohol es un vasodilatador natural lo que conlleva muchas ventajas para nuestro sistema circulatorio. Es decir, mejora el transporte de sangre lo que mejora la temperatura corporal, disminuye el desgaste del corazón, ayuda a disminuir el colesterol “malo” y mejora el rendimiento sexual.
Beneficios exclusivos del vino
Pero hasta acá el alcohol y sus propiedades es compartido por infinidad de bebidas, sin embargo el vino tiene otras ventajas. Así por ejemplo, el contenido de alcohol en el vino es relativamente bajo y permite disfrutar de varios tragos sin embriagarnos, pero además, contiene otros componentes saludables que las otras bebidas alcohólicas no poseen. Estos compuestos son los famosos polifenoles que tienen propiedades de antioxidantes. Es bien sabido que estos compuestos se encuentran en los hollejos o pieles de las uvas y durante la elaboración terminan en el vino aportando propiedades como por ejemplo reducir el riesgo de cáncer, pero también otros de carácter estético como favorecer a que la piel sea más elástica y tersa.
Siguiendo con las bondades físicas también se sabe que hay cierta relación entre el vino y la buena alimentación. En primer lugar, el vino es la única bebida del código alimentario nacional que también es considerado un alimento por la cantidad de nutrientes y energía que aporta a nuestro organismo. Pero yendo un poquito más allá en el análisis, ciertos estudios afirman que quienes suelen disfrutar de una copa de vino en forma rutinaria también cambian sus hábitos alimentarios hacia unos más sanos con menos grasas saturadas y sus hábitos de ejercitación física.
Beneficios en la Salud Emocional
Existen además, otros efectos comprobados por la ciencia, que tienen que ver con la salud emocional, y que más temprano que tarde se relaciona con la salud física. Estudios realizados con cientos de personas a las cuales dieron a consumir distintas cantidades de vino en forma sostenida (una copa al día, dos copas al día y nada de vino) encontraron que las personas que tomaba algo de vino al día mejoraban su autoestima, se sentían más seguros y generaban nuevos vínculos sociales. En parte esto se debe a que esta bebida favorece la liberación de unas hormonas llamadas endorfinas que están relacionadas al placer, al bienestar y a la desinhibición.
A pesar de toda la evidencia científica que le he resumido y simplificado anteriormente, también hay quienes están en contra del vino, pero en general debido a malas prácticas, como puede ser tomar en exceso o en momentos inoportunos. Otros también atribuyen que el vino puede desencadenar en una adicción. También se suma el que dice que el vino es “anti-dieta” y engorda.
Pero en fin, si el vino es tomado con una oportuna rutinaria moderación tiene grandes beneficios sobre nuestro cuerpo. Si a eso le suma la cuestión de los placeres organolépticos llegamos a la conclusión de por qué el vino es el “vino”, una bebida que despierta pasiones. Solo es cuestión de ser responsable.